Las noticias, cuando se dan, conviene explicar el motivo por el que se producen. Pongo dos ejemplos: uno, la vivienda; otro la sanidad pública. Cuando se afirma, como acabo de leer en un diario nacional, que en España hay vacías 450.000 viviendas, hay que matizar que (según el Banco de España) se trata de un stock de viviendas invendibles y que “no sirven para nada, tanto por su estado como por su localización”. Y cuando se afirma que en España hay 264.322 pacientes más en lista de espera desde la llegada de Sánchez, también habría que recordar que la Sanidad pública está transferida a las Comunidades Autónomas y éstas son las responsables de su gestión y buen funcionamiento, como es el caso de Aragón, donde yo resido, gobernado por el Partido Popular y Vox. Por lo tanto, Azcón debería dar solución al preocupante problema. Recuérdese que con la debacle del 28M, los socialistas perdieron la Comunidad Valenciana, Aragón, Extremadura, Baleares, Canarias y La Roja, todas ellas a favor del PP, aunque en buena parte de ellas se necesitase la ayuda de Vox para gobernar. Con ello no pretendo justificar la gestión en Aragón en todos los ámbitos del socialista Javier Lambán que, a mi entender, fue un verdadero desastre. El PSOE, si no me falla la memoria, solo consiguió mantenerse en Asturias, donde gobierna Adrián Barbón y en Castilla-La Mancha, donde se continúa Emiliano García Page. No puede pasarse por alto, sin embargo, que Amnistía Internacional denunció que el gasto público en sanidad descendió en España casi un 1% en 2022 con respecto al año anterior, y que ello va en aumento sobre todo en atención primaria y en los servicios quirúrgicos. Por si ello fuese poco, han aparecido en los últimos años enfermedades emergentes como consecuencia de los desplazamientos turísticos a cualquier parte del mundo, de la llegada anual de casi 80 millones de turistas, de la inmigración no deseada y la carencia de un riguroso control en esos flujos migratorios sobrevenidos. El problema de la vivienda, por otro lado, tendría solución si los ayuntamientos no especulasen vergonzosamente con el suelo y si hubiese voluntad (que no la hay) por parte de las administraciones públicas de crear viviendas protegidas para alquileres asequibles. Del mismo modo, el problema sanitario podría aliviarse si hubiese más recursos económicos. Para ello, se impone que paguen más lo que más tienen, que no haya despilfarro de dinero público, que se mire con lupa cada céntimo de euro que se gasta y se tenga claro a qué se destina. No se puede arruinar a un pueblo a costa de un Estado. A nadie se le obliga a estar en política. La panacea cervantina (compuesta de aceite, vino, sal y romero y el rezo de 80 paternóster) no se nos puede tratar de vender a los españoles en una alcuza de hojalata. Sobran charlatanes y sabemos todos los cuentos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario