Pasó con la “Macarena” de Los del
Río y, ahora, con el adefesio de la anciana Cecilia Giménez en Borja. La
banalidad, a veces, se globaliza de
forma incomprensible. La fama ascendente de El Greco en España se debe, en
parte, al escribano público Álvaro de Aguilar, ante el que el pintor otorgó
testamento, y a un ensayo de Gregorio Marañón publicado en 1956. Dicen que “el
informe sobre la restauración del eccehomo se publicará en quince días”. Pero,
vamos a ver, cualquier copista sería capaz de tapar con pintura blanca el fresco
y volver a plasmar nuevamente un cristo de Limpias de las mismas dimensiones
sobre esa pared de acuerdo con las fotos
existentes. Ahora resulta que este “Cristo de Borja” es muy original y, para
algunos, tiene más valor artístico que el de Elías García. El concejal de
Cultura, Juan María de Ojeda, está desbordado por los acontecimientos. Pasó de
señalar a los medios informativos que “se estudia tomar medidas legales contra
Cecilia Giménez”, a poner un guarda de seguridad para que nadie se acerque al
fresco y pueda deteriorarlo, y a registrar la marca 'Ecce Homo' en todas sus
variantes, “para evitar que se haga un uso indecoroso, indebido o grotesco”. Esto es de locos. Según cuenta “El País”, ha
dicho De Ojeda que “el patronato de la Fundación Sancti
Espíritu junto con el Consistorio de Borja convocarán un concurso internacional
de pintura de temática religiosa, en torno a la figura del eccehomo en
todas las variantes que se conocen en la historia del arte. El segundo premio
estará relacionado con la restauración religiosa, con el fin de fomentar este
arte, para muchos hasta ahora desconocido”. Por otro lado, el artista de
Piedrabuena, Ramón Fernández, conocido en los ambientes artísticos como Ramón
Palmeral, desde su “blog” escribe una carta al concejal de Cultura de Borja en
estos términos: “Desde aquí pedimos que se salve esta obra de Cecilia Giménez o
Jiménez que ha dado la vuelta la mundo. Y se ha convetido (sic) en Icono de
Brija, [(¿?)], os guste o no os guste. Si fuera un Picasso a nadie se le
ocurririía (sic) borrarlo para dejar ver el fresco original de Elías García
Martínez, que supongo es además una copia de algún Cristo en la Cruz. Si la borráis, a la
larga os arrepentiréis. ¿Te has preguntado cuántos euros hubiera costado una
campaña para dar a conocer a Borja en el mundo.” (En el escrito de Palmeral
falta el cierre de interrogación). Mientras esas cosas acontecen en tierras
aragonesas, una pastelería del madrileño Mercado de San
Miguel ofrece a su distinguida clientela crepes con el rostro del eccehomo
borjano. El triunfo de la vulgaridad está servido. Los mediocres, esos lerdos
que tratan de presentar a Dios a su
imagen y semejanza, jamás indultan ni aflojan la cuerda.
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