lunes, 6 de agosto de 2012

Turistas turbo-diésel




El periodista Luis Miguel de Dios viene observando, y así lo cuenta en Diario de Zamora, que en los pueblos no hay turistas. “En teoría, con los datos oficiales en la mano -dice De Dios-, son personas que ni comen ni beben ni duermen ni se mueven ni respiran, o sea, ectoplasmas llegados de Madrid, Bilbao, Barcelona, Valladolid y el extranjero que ni gozan ni sufren; únicamente deambulan en grupo por los caminos (antes en chándal, ahora han mejorado el hato) cuando llegan los crepúsculos y juegan la partida, si se hace mesa, después de comer”. Bueno, no gastan pero hacen gasto. Es decir, que comen mucho y muy deprisa. A los pobres parientes les dejan sin reservas de la última matanza para poder afrontar el duro invierno. Luis Miguel de Dios, que este año leyó el Manifiesto de Villalar, hace referencia a los turistas “turbo-diésel”, esos tipos que cambian de domicilio durante unos días en la gran ciudad por el pueblo de origen, o  alquilan un inmundo apartamento en un lugar costero donde pasan muchas horas en  playas descuidadas, que para eso son gratis, y en las atardecidas andan mucho y gastan poco. Sin embargo, gracias a esos turistas “inexistentes” -sigue afirmando De Dios-  se mantienen negocios que de otra forma habrían cerrado.

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