Hoy domingo, Luis María Anson, en "El Imparcial", bajo el titulo “Juan Carlos
I escribe sobre su padre Juan III”, reproduce una carta que el Rey envió a ese
periodista con motivo del 75 aniversario del nacimiento de Juan de Borbón muy
bien redactado para lo que Anson denomina como “ABC verdadero”. El diario ABC
era verdadero ayer y lo es hoy. Lo que sucede es que antes ese diario estuvo en
manos de Prensa Española y ahora es un periódico del Grupo Vocento. Pues bien,
como decía, aquella carta del Rey al diario ABC a instancias de Ansón comienza:
“La víspera del día en que juré bandera, mi padre me escribió una carta en la
que subrayaba que mi vida iba a consagrarse al servicio de España, con espíritu
de sacrificio, hasta la muerte, si preciso fuera, en defensa de la patria y su
bandera” (…) “No me olvidaré nunca de aquella mañana de invierno en que se
cuadró ante mí, con la fiebre alta y el tumor enroscado a la garganta, para
pedirme la venia y enterrar a su padre, el gran Rey Alfonso XIII, en el lugar
que le correspondía, en el panteón de El Escorial, en una de las más
emocionantes ceremonias a las que he asistido en mi vida”. Y terminada la
carta, y ahora, con motivo del centenario del nacimiento de Juan de Borbón,
Luis María Ansón aprovecha para “arremeter” contra la persona que hizo posible
que Juan Carlos fuera Jefe del Estado a título de rey. Dice Anson: “Mientras
las estatuas del dictador Franco han desaparecido de las ciudades españolas, en
una de las plazas más bellas del Madrid moderno, los españoles pueden
contemplar el monumento que se levantó, por suscripción popular, en recuerdo de
Don Juan”. Anson no perdona a Franco que, en su día, no cediese la Jefatura del Estado
a Juan de Borbón. Y no sólo eso, sino
que tampoco permitiese que su barco “Giralda” pudiese atracar en aguas
españolas. Anson debería saber a estas alturas de la Historia que, el hecho de
que Juan de Borbón esté enterrado en el pudridero del Monasterio de El Escorial
y que se le tenga previsto un sarcófago en el Panteón Real con la inscripción
“Ioannes III, Comes Barcinonae, Juan III, Conde de Barcelona”, en nada
significa que este señor fuese rey de España ni de hecho ni de derecho. Juan
Carlos es rey, que no lo olvide Anson, por el expreso deseo del dictador, no
por sus derechos históricos. Alfonso XIII, que en nada fue un buen rey, perdió
todos los derechos históricos el día que abandonó España con demasiada prisa y
por el puerto de Cartagena. El pasado día 20 de junio, hace tres días, se
celebró un funeral de Estado en el Palacio Real en memoria de Juan de Borbón.
Esas cosas, con la que está cayendo en España, deberían haberse hecho en
privado y en un ámbito más sencillo, por ejemplo en el Palacio de la Zarzuela y dentro del
núcleo familiar. Nadie olvida los pitidos y gritos con los que el viernes
pasado fue recibido el ministro Wert cuando acompañaba a la Reina al concierto-homenaje
a la mezzosoprano Teresa Berganza en el Teatro Real de Madrid. Pues bien, esos
mismos pitidos se han repetido ayer sábado, cuando la Reina asistía al Auditorio
Nacional de Madrid donde se celebra un maratón sinfónico dirigido por Jesús
López Cobos. Esas cosas entran dentro de los sueldos, pero no cabe duda de que
existe un creciente malestar entre la ciudadanía, agobiada por los impuestos y
empobrecida por la falta de trabajo. No termina de entender la caza de
elefantes del Rey en Botsuana ni la extraña “misión” que tuvo la falsa princesa
Corinna ni los presuntos casos de corrupción de Iñaki Urdangarín ni los
presuntos “agujeros negros” existentes en la Agencia Tributaria
a la hora de confeccionar declaraciones paralelas a la infanta Cristina. Los estudiantes observan
estupefactos cómo les suprimen becas de estudio, los padres de familia no entienden que las empresas les rebajen los
sueldos, los parados no ven luz al final del túnel… Y mientras esas cosas
suceden, Luis María Anson se empecina en tratar de convencernos de las virtudes
que adornaron a Juan de Borbón y de todo lo que sufrió por su amor a España.
Oiga, amigo, cambie el disco y pise en el suelo. Los españoles pueden vivir sin
rey y sin aspirantes que no pudieron llegar a serlo, pero un rey no puede
ejercer de Jefe del Estado si no cuenta con el respaldo popular. O se hace en
España una ley de transparencia como se hizo en Reino Unido, donde la
democracia es indiscutible, o dígame usted, señor Anson, a qué jugamos. Basta
ya de marear la perdiz.
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