Tras su viaje a Botsuana, el Rey
tuvo que pasar por el quirófano. Posteriormente afirmó, con motivo de otra
operación de artrosis, en tono jocoso: “Voy a pasar por el taller”. Y el
Príncipe, tras esa segunda operación del Rey, señaló a la prensa: “El taller es
muy bueno, los mecánicos también”. Y, ayer, con motivo de presidir el acto de
clausura del XIV curso de Estado Mayor y la entrega de los diplomas
correspondientes, el Rey dijo estar muy recuperado de la operación de columna a
la que fue sometido el pasado 3 de marzo, y aprovechó para recalcar de modo
informal a los periodistas presentes al acto: “Aunque algunos mientan y digan
que estoy enfermísimo, estoy estupendamente. Es un asunto de tornillos”. Como
español, me alegra saber que el Jefe del Estado goza de una excelente salud,
pese a que todavía deba moverse ayudado de muletas. Yo no sé quiénes dicen que
el Rey está enfermo. Ya quisiera yo llegar a su edad con ese estado de salud.
Pero lo que personalmente no me ha gustado de la foto de prensa es algo
totalmente ajeno a la salud del Rey. Me refiero a la sonrisa de todos los
acompañantes, que son legión. Cuando alguien cuenta un chascarrillo, a unos les
puede hacer gracia y a otros no. No cabe duda de que los asuntos de tornillos
tienen su importancia. Y la sonrisa de todos los asistentes presentes en la
foto se me antoja más propia de personal doméstico que de sujetos con
pensamiento propio. El Ejército español tiene en la actualidad unos graves
problemas de sostenibilidad con los actuales presupuestos y arrastra 30.000
millones de euros de hipoteca hasta 2030. Hasta el ministro Morenés es
consciente, y así lo aseguró, de que “el gasto del país en Defensa es similar
al de Luxemburgo, y estamos a la cola de los países miembros de la OTAN”. (…) “El plan ‘Visión 2025’ quedó en un cajón y no
hay un modelo a largo plazo”. (“Periodista Digital”, 16.06.13). Con estos
mimbres ya me contarán cómo saldrá el
cesto. Por eso digo que sobran carcajeos en la foto publicada.
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