
“La situación en la que estamos no puede
ser más desconcertante: la
Generalitat viola la legalidad; el Gobierno de España no
obliga a la Generalitat
a cumplir la ley, ni toma las medidas oportunas contra ello; el primer partido
de la oposición, el PSOE, se calla por la cuenta que le trae sus problemas con
el PSC y lo mismo ocurre con IU; y los ciudadanos observan atónitos este
espectáculo de fraude del Estado de Derecho y de absoluto vacío de poder”.
Y dicho eso, hoy sábado, 27 de
septiembre, Mas ha firmado el decreto de convocatoria de autodeterminación de
Cataluña para el día 9 de noviembre. Consta de seis puntos y una disposición
final. Una consulta que costará a Cataluña casi trece mil millones de euros. Y
ahora viene la pregunta de Josep Pla,
cuando en agosto de 1954 le enseñaban la luminosidad de un Nueva York nocturno a bordo de un
helicóptero: “¡Oiga!, y todo esto, ¿quién lo paga?”. Suscribo lo que escribía
el biólogo Manuel Peinado en
su blog “Sobre esto y aquello”
(29.11.11), donde afirmaba:
“Sabido es que cualquier empresario siempre
se juega su dinero cuando crea una empresa, pero en política la cosa es distinta;
siempre se dispara con pólvora del rey. Lo que el elector hace es firmar un cheque en blanco a un desconocido
que, en muchas ocasiones, camina insensatamente hacia el precipicio en el que
acaba por despeñar a todos”.
Dice Laura Freixas en El País que
“el independentismo promete el paraíso en la tierra sin ningún coste”. Y para
ello se manipulan los sucesos del 11 de septiembre de 1714 y la figura
romántica del conseller en cap Rafael
Casanova, vestido de coronel, con
tricornio y casaca de galones dorados, empuñando
el pendón de santa Eulalia, según el
cuadro de Estruch. Es difícil
resolver en política el enigma de los jeroglíficos aunque, como acontece con la
deuda amortizable, tengan la garantía del Estado.
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