¡Toma, geroma!, Yo estaba en la
creencia de que la corona de España, símbolo de la Monarquía, era de oro,
que tanto el cetro como la corona eran dos joyas de un valor incalculable y que
por esa razón se conservaban en una cámara acorazada del Palacio de Oriente.
Pero no es así. La corona es de plata bañada en oro y pesa casi un kilogramo.
Lo que ya no sé si existe es la corona mural, icono de la República. Sospecho
que no. Hay diferencias. La corona real es un distintivo de autoridad. La
corona mural, en cambio, es un premio que se concedía al primer soldado capaz
de trepar el muro enemigo y colocar el estandarte o la bandera. Corona que fue
tradicional en el Reino de Castilla. Y el cetro es un bastón de 68 centímetros
formado por tres cañones de plata sobredorada. La Asociación Española
de Tasadores de Alhajas estima el precio de la corona en 6.000 euros, aunque su precio de
salida en subasta podría ser de 100.000 euros por su valor histórico. Observo
un detalle en la corona custodiada por Patrimonio Nacional y que fue exhibida
por última vez en el Congreso de los Diputados el pasado 19 de junio, con
motivo de la proclamación de Felipe VI. Esa corona, la conservada como símbolo
en el Palacio de Oriente, no es la que timbra el actual escudo de España. De
acuerdo con la Ley
33/1981, de 5 de octubre, el escudo de España va acompañado de las Columnas de
Hércules “de plata, con la base y capitel de oro, sobre ondas de azur o azul y
plata, superada la corona imperial la diestra, y de una corona real la siniestra,
ambas de oro…”. Es decir, que la corona “de la diestra” es parecida a la
corona de príncipe, donde el forro de gules no llega a los arcos de las
diademas). A mi entender el error está en la corona que timbra el escudo, que
no se corresponde con la corona real custodiada. Como dicen los castizos, “no
se parece ni por el forro”.
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