El Gobierno, al no tener –según
se ve- otro pito que tocar, dedica 30’1 millones de euros en los Presupuestos
Generales del Estado a financiar la Obra Pía de
los Santos Lugares, una fundación nacida para “dotar a doncellas en apuros, socorrer a los peregrinos y auxiliar las
almas de los difuntos”. ¡Toma, moreno! ¿Pero no quedamos en que España es
un Estado aconfesional? España es un país laico de “separación mitigada”,
donde todavía están en vigor los Acuerdos entre España y la
Santa Sede de 1977; donde todavía los
ministros de la derechona juran el cargo frente a un crucifijo; donde algunos
ministros todavía se encomiendan a la
Virgen y a los santos en público para que solucionen los problemas
que deben resolver ellos, que para eso cobran: Fátima Báñez implorando a la Blanca Paloma para salir de
la crisis, Fernández Díaz pidiendo a
Teresa de Cepeda que interceda en la
recuperación económica, Mariano Rajoy
jurando el cargo sobre la
Biblia, o sea. Este es un país donde aún se hacen funerales
de Estado y donde en esas exequias al más alto nivel, los poderíos presentes en
los actos se han visto obligados a tener que soportar en demasiadas ocasiones
los desaires y las torpezas del cardenal Rouco
Varela, felizmente desaparecido de escena. No hay voluntad ni por la derecha
ni por la izquierda, o sea, ni por el PP ni por el PSOE, (ese bipartidismo
decimonónico que persiste en el siglo XXI como el bacilo de Koch y que tanto quebranto está
causando a los españoles), para hacer una “separación
absoluta”, como es el caso de Francia. El artículo 16 de la Constitución
Española, consensuado tras la muerte de Franco por unos diputados cagados de miedo, debería ser reformado
con valentía si queremos ser considerados como un Estado serio dentro de la UE. En rigor, en un país
donde hay miles de niños que sólo hacen una comida diaria, la que reciben en
los colegios públicos; donde existen casi 6 millones de parados, de los que dos
millones tienen agotadas todas sus
prestaciones por desempleo; donde la corrupción política es un hecho palpable;
donde acaba de salir a flote la mierda de Caja Madrid, en la que unos
directivos malgastaron en asuntos propios más de 15 millones de euros; donde
ningún responsable de las cajas de ahorro están en prisión pese al rescate
europeo por medio del FROB; donde nadie sabe cómo gastan el dinero recibido de
Europa para hacer cursos de formación Patronal y Sindicatos; en un país, digo,
donde se repite mil veces una gran mentira, la de la mejoría económica al más
puro estilo del ministro de Propaganda nazi Joseph Goebbels, dando por hecho desde el Gobierno que una mentira
mil veces repetida en los medios se convertirá en verdadera, no se explica que
se destine en los PGE 30’1 millones de euros para la
Obra Pía de los Santos Lugares. Hoy, sin ir
más lejos, la prensa aragonesa comenta que el órgano del Pilar acaba de ser
restaurado y que se han limpiado de polvo sus casi 6.000 tubos, que resultaron
afectados –cuentan- por la explosión producida por un artefacto casero de baja
intensidad, que colocaron varios tipos el 2 de octubre de 2013. A mi entender, vistas
las fotos aparecidas en su día en prensa
y televisión sólo se desarmaron tres o cuatro bancos. Pero el Cabildo, con
ocasión de la explosión de la pequeña bombona de “camping gas” que no produjo ni un solo desconchado en las paredes
del templo, ha aprovechado para efectuar la limpieza de unos tubos que tenían
polvo desde la Guerra
de la Independencia.
¿Quién pagará la factura de ese cepillado? Eso es lo que no cuenta la presa
local como sería mi deseo, aunque lo intuyo.
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