Curioso. Existe una churrería en el barrio zaragozano de
Casetas que lleva funcionando desde hace 32 años. Y, ahora, Concha Guisado, que así se llama la churrera,
recibe una carta del Ayuntamiento donde se le indica que debe cesar en el negocio
“por carecer de la preceptiva licencia que autorice el ejercicio de la
actividad”. Hay cosas que no se entienden. Esta es una de ellas. Concha no sale
de su asombro. El Derecho consuetudinario, que es un derecho no escrito, es una
norma jurídica continua, uniforme y racional practicada durante un periodo largo
de tiempo sin ser contraria a las leyes. El alcalde de Zaragoza, Pedro Santisteve, de Zaragoza en Común, que llevó como lema de su campaña
municipal el “sí se puede” podemita,
es abogado en ejercicio y, por tanto, debería saber que el Derecho debe ser
equitativo, universal, consuetudinario y progresivo. En tiempos de crisis galopante
(y ahora la crisis económica, los impuestos estatales y las tasas municipales
se nos come por los pies) exigirle a una señora que ahora cuenta con más de
setenta años de edad y treinta y dos en ejercicio que cierre su chiscón de
churrería en un barrio rural por carecer de la preceptiva licencia se me antoja una cacicada de libro. El alcalde Santisteve
debería saber, como es su obligación, que gran parte de los bares zaragozanos
sólo disponen de licencia de apertura provisional y que sacan a la calle mayor
número de mesas de velador de las que tienen contratadas. El alcalde de
Zaragoza debería saber, de la misma manera, que los vecinos llevamos muchos
años sin que se poden los árboles de las calles de la margen izquierda del
Ebro, que muchas baldosas están sueltas, que la vigilancia por parte de la Policía Municipal
es escasa, que las aceras están muy sucias, que la basura rebasa los
contenedores, que en muchos casos no se cumplen los horarios de apertura y
cierre en los negocios, que hay excesivo ruido en la puerta de los
establecimientos hosteleros y no se respetan los aforos en el interior de los
mismos, que se aparca en doble fila, etcétera, etcétera. Sería larga la lista
de malas prácticas ciudadanas a las que los responsables municipales encargados
de la buena convivencia no ponen coto. El Alcalde de Zaragoza debería ser
conocedor de que un centenar de vecinos de
Casetas se han concentrado ayer domingo junto a la churrería
en apoyo a Concha. El diario Heraldo
de Aragón así lo plasma hoy entre sus páginas. Y cuenta que Concha “estaba
visiblemente emocionada por esta muestra de cariño”. A Concha le desearía que
se jubilase y viviese tranquila, que bien se lo tiene ganado. Y a Pedro
Santisteve le recordaría una frase de Martín
Luther King que, ¡oh casualidad!, aparece hoy en la hoja de mi taco de
calendario: “Si ayudo a una sola persona
a tener esperanza, no habré vivido en vano”.
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