jueves, 15 de abril de 2021

Saber más que Lepe

 


Cuando hacemos referencia a Lepe por asociación de ideas nos vienen a la cabeza algunos chistes de dudoso gusto. No entiendo la razón de porqué esa ciudad de Huelva está en el  foco de todas las chanzas. También existe en la fraseología popular el dicho “saber más que Lepe”. Pero, ¿quién fue ese señor? Parece ser que un obispo, don Pedro de Lepe y Dorantes, que tardó diez años en recorrer todos los pueblos de la diócesis de Calahorra y La Calzada y entre sus labores fue autor de un “Cathecismo Cathólico”, publicado en 1697, que compitió con los entonces existentes (Carranza, Vives, Ripalda, Astete, Ledesma y Calatayud). Pedro de Lepe nació en Sanlúcar de Barramenda en 1641 y fue obispo de esa diócesis por promoción de Carlos II desde 1686 hasta el 5 de diciembre de 1700, día de su muerte en Arnedillo. Aquel “Catecismo” gozó de gran popularidad hasta el punto de ser Pedro de Lepe incluido en el Diccionario de Autoridades en 1732. Predicó en todos los púlpitos de todos los pueblos hasta conseguir en la fraseología popular el conocido dicho, según quedó reseñado en la revista “Blanco y Negro” en 1899. Otra versión (en este caso de Pedro Voltes Bou, publicada en “El reverso de la historia” en 1993) cuenta que Juan de Lepe, natural de Lepe, fue un marino aventurero que se ganó la confianza de de Enrique VII y llegó a convertirse en “rey de Inglaterra” por un día después de haberle ganado una partida de cartas a ese monarca en 1457. Regresó a España rico y tras su muerte fue enterrado en el convento de los franciscanos de Nuestra Señora la Bella (ABC de Madrid, M. Arrizabalaga, 11/01/2014). Ese convento ubicado en Lepe fue edificado entre el puerto de El Terrón y la Torre del Catalán, cerca de la desembocadura del río Piedras, en 1513 y sufragado por Francisco de Zúñiga Pérez de Guzmán y  su esposa Leonor de Manrique, condes de Ayamonte. Tras la Desamortización el convento fue abandonado por los franciscanos y quedó en estado de ruina. Anualmente se celebra una romería en honor de esa advocación mariana. Entre los muros de las ruinas se inauguró el 19 de mayo de 1985 un monumento conmemorativo, obra del escultor lepero Francisco Rodríguez Aguaded.

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