A propósito de los trapos sucios que Rocío Carrasco está sacando a la luz para complacer a un auditorio aburrido, Gabriel Ramírez, en El Correo de Andalucía, cuenta: “Que una señora se ponga delante de una cámara para contar su versión de unos hechos que solo interesan por el morbo que provocan los protagonistas, que solo interesa porque la cadena se ha volcado en la promoción de la serie, y que solo interesa porque el nivel cultural de los españoles se encuentra en caída libre, me parece irrelevante y prescindible”.(…) “El que fue marido de la tal Rociito volverá a los platós de televisión para ganar dinero a espuertas. Si no es en esa misma cadena será en cualquier otra. Y seguirá haciendo caja como todo este tiempo atrás. La propia Rociito seguirá ingresando un dineral por no sabemos qué razones. La cadena de televisión aumentará sus ingresos de forma abrumadora. Y todos nosotros seguiremos siendo igual de pobres a pesar de tomar partido en este asunto de forma casi melodramática. Y, lo peor de todo, el problema del maltrato de género seguirá intacto”. La “Cinco” se ha convertido en una cadena-basura donde hasta los informativos están cargados truculencia a falta de serios corresponsales que informen de lo que acontece en el mundo de forma objetiva. Una cosa es que la televisión cumpla, entre otras cosas, la función de entretener y otra, muy distinta, es que sea el espejo cutre de lo que hace referencia a asuntos de la bragueta. En lo que a mí respecta, hace ya mucho tiempo que dejé de verla. No trae cuenta.
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