miércoles, 2 de noviembre de 2022

Un tapón con mala leche

 



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odo iba muy bien hasta el día que llegué al supermercado y no disponían de los tetra brik de leche a la que me había acostumbrado. No me quedó más remedio que comprar leche de otra marca. Mi sorpresa llegó cuando ya en casa me dispuse a merendar. Aquel tapón de rosca azul no entendía cómo poder abrirlo. Pensé que necesitaba un libro de instrucciones, como sucede con los muebles de Ikea. Después de mucho manipular el tapón, se me despegó del envase,  me dejó la leche al aire y ya no pude dejarla tumbada en la nevera. Admito que una directiva europea sobre Residuos inste a los países miembros a la necesidad de que antes de julio de 2024 los tapones no puedan desprenderse y sigan unidos al envase de un solo uso.  Pero tal es el fastidio de los consumidores de esa marca, sobre la que no deseo hacer publicidad, que los fabricantes se ha visto obligada a tener que publicar un tutorial para que el cliente aprenda a destapar el envase sin despegar el tapón del brik. En fin, todo sea por mejorar el medio ambiente, aunque los consumidores nos volvamos tontos de remate por la falta de pericia en cosas aparentemente sencillas. Todo tiene su truco, no cabe duda, pero cuando despiertas por la mañana, decides tomar el desayuno y salir pitando de casa no estás de humor para perder el tiempo en tratar de averiguar cómo se abre un maldito brik. Al final terminas por cambiar de marca o por tomar el café solo.  Las explicaciones del tutorial son aparentemente sencillas: “Girar, abrir, cerrar y ¡clic!”. A los que siendo niños, que vivimos nuestra infancia en un pueblo pequeño y conocimos aquellas lecheras de aluminio con asa, nos cuesta mucho aprender cosas tan sencillas como abrir un envase de lo que sea. Ya nadie utiliza el abrelatas “Explorador” ni la llave con ranura para abrir una lata de conservas de sardinas. Ahora esas latas llevan incorporado un tirador en el que hay que meter un dedo con el peligro de cortarte una mano. Y los tapes de los frascos de cristal solo son capaces de ser abiertos por el primo de Zumosol, que se llama Sergio Medialdea, que fue referente televisivo del Grupo Pascual en la década de los 90 y que en la actualidad dirige una empresa inmobiliaria en Badalona.

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