viernes, 30 de junio de 2017

Verano




Como decía el heladero: “al polo, al pochicle, al napolitano y al helado merengado”. Comienza julio con sus rebajas, la gente tira carretera arriba y carretera abajo en busca de no sabemos qué, los niños tiene fiesta en las escuelas, los pájaros cantan, las nubes se levanta, “¡rico parisién!”, que aquí ya está vendido todo el pescado. De niño, recuerdo, un hombre llevaba un farol por la playa de La Magdalena lleno de barquillos. “¡Rico parisién!”, gritaba a unos turistas que acababan de saber que existía Santander, y el Cantábrico, y el Hotel Bahía, y el Paseo de Pereda donde había unos caballitos a los que tanto me gustaba subir y dar vueltas, y una estatua de Velarde y unos barcos que estaba un día atracados y  al siguiente se marchaban tocando sus bocinas en busca de más estrellas de mar... El verano no perdona y las calores, tampoco. ¡Qué bien lo cuenta Pascual González: “Y el verano, tocado con Panamá de paja y con su guayabera blanca, como Pepe Marchena, nada más llegar, se va a la plaza de los Carros y en el mostrador de Casa Vizcaíno se refresca el gaznate mientras se jarta de reír de las cantinelas propias de to’s los que no se acuerdan de las tormentas con lluvias de calamares fritos que, desde la primavera, nos avisa que el verano no perdona...”.

jueves, 29 de junio de 2017

El ausente




Yo siempre me hice un lío con el “Astete”. No es difícil de entender. De niño te haces un lío con cualquier cosa que no se acomoda a unas entendederas casi en barbecho. Durante el franquismo el “Ausente” fue José Antonio, cuya foto de brazos cruzados estaba colgada en todas las escuelas de Primaria, entonces se decía Primera Enseñanza, junto a otra foto, la de César Gracia Jarque, donde se mostraba a Franco de pie y apoyando una mano en la mesa de su despacho; ambos retratos daban escolta al crucifijo colgado encima de un encerado, donde el maestro pintaba con tiza figuras geométricas haciendo hincapié en la hipotenusa del triángulo rectángulo y en el teorema de Pitágoras. El “Astete” señalaba que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo eran tres personas distintas y un solo Dios verdadero: “¿El Padre es Dios?”. “Sí, padre”; “¿El Hijo es Dios?”. “Sí, padre”..., etcétera. Tampoco pude entender con aquella mentalidad de niño que el “Ausente” estuviese tan presente. Pues bien, ayer se celebró en el Congreso de los Diputados el cuadragésimo aniversario de las primeras elecciones democráticas. Y hubo otro “Ausente”: el Rey emérito. Volvamos al “Astete”: “¿El Padre es rey?”. “Sí, padre”; “¿El Hijo es rey?”. “Sí, padre”... En resumidas cuentas: nadie entendía que el “Ausente” no estuviera presente. Pero enseguida recordé lo que pude ver de niño en el altar mayor de la Catedral de Lugo. Cuando el sacerdote revestido con la capa pluvial oficiaba y alzaba la custodia mirando a los fieles, una pestañita a modo de párpado ocultaba la Hostia que se encontraba siempre expuesta en la gran custodia del centro del altar. Era una manera de señalar, supongo, que no había duplicidad de deidades sino un solo Dios verdadero. En España tenemos dos reyes y dos reinas, como en el juego de ajedrez. La ausencia de Juan Carlos sorprendió entre los asistentes al acto, considerando que había  formado parte de la Transición. El problema de un rey que no reina es parecido al que ocasiona el “jarrón chino” que relacionaba Felipe González con los expresidentes de Gobierno, o sea, que no se sabe dónde ponerlos. Lo cierto es que al hoy Rey emérito se le ha tenido tres años como ocultado. En fin, la ropa sucia se lava en casa.

miércoles, 28 de junio de 2017

Turismo wellness





España, país turístico por excelencia, está poniendo de moda el llamado “turismo wellness” o turismo de salud. Hasta los jubilados disponen de programas turísticos del Imserso para balnearios. El objetivo consiste en atraer turistas que deseen alojarse en hosterías para descansar y cuidarse. Aprovecho para recordar al lector que existe un trabajo del médico Fernando Solsona Motrel (“Balnearios aragoneses”.-Gran Enciclopedia Aragonesa, tomo II, pp. 369-372. Unali, Zaragoza, 1980); una tesis doctoral de M.L. Gonzalo Ruiz  (“Estudio del Balneario de Alhama de Aragón”.- Facultad de Medicina de la Universidad Complutense. Madrid, 1999); y otra tesis doctoral de I. Chacón (“Turismo de salud en Aragón: los balnearios”.- Facultad de Letras de la Universidad de Zaragoza, 1977), entre otros trabajos existentes que resultaría largo enumerar y que pueden ayudar a despejar dudas. De la misma manera, conservo un suelto (Heraldo de Aragón, 05.06.13) que, bajo el epígrafe “Promoción en Atocha de los balnearios de Calatayud”, señala textualmente:
“Atocha, la principal estación de Madrid, cuenta desde el pasado domingo y durante dos semanas con una campaña para difundir la red de balnearios de Calatayud como principal reclamo publicitario. La iniciativa, promovida por la Diputación Provincial de Zaragoza, se dirige a los miles de usuarios de alta velocidad que pasan diariamente por la estación madrileña. El vicepresidente de la Diputación, José Antonio Sanmiguel, resaltó la importancia del sector termal para Alhama de Aragón, Jaraba, Paracuellos de Jiloca y su entorno”.
Pues bien, Fernando Solsona utiliza la expresión “crenoterapia”, creada a principios del siglo XX por el médico francés Louis Landouzy (que procede del griego (krene, “fuente” y de terapia, “tratamiento”) para explicar los beneficios de las aguas mineromedicinales en los procesos curativos o modificadores en sus procesos de enfermedades. Todo ello viene a cuento con algo que leo hoy en La Comarca de Calatayud bajo el título “Micro rutas en el Renault Talismán”, donde se realiza un recorrido entre las localidades de Alhama de Aragón y Cetina en eso que ahora se ha puesto de moda y que, como decía al principio, se denomina como turismo wellness. Un importante proyecto que a nadie dejará indiferente.

La "Conchinchina"





El diario Heraldo de Aragón en su sección “La pregunta del día” señala: “¿Dónde está la Conchinchina”? Vuelvo a leer la pregunta. Una de dos: o yo estoy lelo, o sobra una ene. Menos mal que lo aclara: “La palabra 'Conchinchina' es la versión popular de otra palabra, Cochinchina, derivada del francés Cochinchine. Quizá por una cuestión de pronunciación se le ha añadido esa 'n' que la hace más fácil para los hablantes hispanoparlantes”. Sigo sin entender la razón de por qué el añadido el fonema sonante, nasal y alveolar “ene” la hace más fácil para los “hablantes  hispanoparlantes”. ¡Toma pleonasmo! Comprendo que las últimas calores han podido llegar a reblandecer  los sesos de los aragoneses, donde incluyo a los redactores de prensa, claro. Poco después nos lo aclaran a los sufridos lectores: “Se trata de una región del sur de Vietnam, al este de Camboya, donde se ubican el delta del río Mekong y la antigua Saigón, que ahora se llama Ciudad Ho Chi Minh. A los interesados hispanoparlantes que añaden una ene a Cochinchina para que les resulte más fácil su pronunciación, o para hacer más largo el nombre de un territorio que se encuentra a más de 11.000 kilómetros de distancia, les recomendaría la lectura  de la “Reseña histórica de la expedición de Cochinchina”, de Carlos Palanca Gutiérrez, donde se cuenta cuando España junto a Francia, en virtud de la Cuádruple Alianza, acordaron el envío de una expedición marítima de castigo en agosto de 1858 al mando de Bernardo  Ruiz de Lanzarote al entonces Reino de Annam. Vamos, para temblar después de haber reído. En resumidas cuentas, aquella expedición española  terminó con la firma del Tratado de Saigón en 1862 y le sirvió a O’Donnell para unir de manera patriótica a las fuerzas políticas. Francia obtuvo el dominio territorial de la zona y España, ¡siempre tan quijotes los españoles!, libertad religiosa para los cristianos y alguna ventajilla comercial. Mucho humo para tan pequeña hoguera.

martes, 27 de junio de 2017

El hábito no hace al monje





Hace unos días leía un reportaje breve donde una joven periodista hacía una entrevista para Aragóndigital.es al actual propietario de un bar de Zaragoza “de los de toda la vida” con ocasión de haber cumplido ese establecimiento setenta y cinco años de antigüedad. Se trata del bar Belanche, en la calle de don Jaime I, un local donde, recuerdo,  me llevaban ya de niño los domingos después de haber oído misa en San Gil. Era un  sitio oscuro con luces de tubos fluorescentes y mostrador de mármol, donde se podían tomar unas aceptables gambas a la plancha y poco más. Con el tiempo hicieron varias reformas en ese negocio, a mi entender para peor. Pues bien, el actual propietario, César Osans, al que no conozco, le contaba a la reportera que desde sus inicios servían, además de las típicas gildas, gambas, bígaros, langostinos, pulpo a la gallega, almejas de Carril, gulas, etcétera. Hubo dos cosas que me dejaron pensativo. 1) Las almejas de Carril estaban escritas “de carril” (posteriormente fue corregido el error en el diario digital, y así consta) como si se tratase de unos bivalvos que brotasen de forma espontánea junto al balasto de la vía férrea; y 2) las gulas referidas están el mercado desde principios de los 80, cuando Angulas Aguinaga vio caer drásticamente las capturas de alevines de anguilas y decidieron buscar una alternativa a su negocio. Y en 1991 lanzaron al mercado la gula del Norte, que es un sucedáneo a base de surimi, al que también se le llama kamaboko. Como aseguraba Vicente Arratíbel, propietario de Mariscos Orio, “para conseguir las gulas no hace falta más que encender la máquina y hacerlas como si fueran chorizos”. Esos “churritos de extrusión” ya llevan hasta ojos incorporados. Naturalmente, por mucho que se guisen al ajillo, no saben a nada excepto a ajo. Comprendo que la joven periodista no esté al corriente de lo que sucedía en la hostelería de posguerra, donde no había de casi nada que ofrecer en las barras de los bares salvo vinagrillos y un vino de garnacha infame. Pero lo que no se conoce, se pregunta antes de hacer una entrevista. Ni las gulas tiene nada que ver con las angulas, ni el super-torrefacto Columba era café, ni los palitos teñidos con pimentón tienen nada que ver con el cangrejo, ni el txangurro (centollo) se parece a ese falso txangurro elaborado por Andrés Madrigal, el niño de Vallecas.

lunes, 26 de junio de 2017

A propósito de san Pelayo




Leo hoy en Infovaticana que “por una de esas casualidades desafortunadas, la semana del ‘Orgullo gay’ coincide año tras año con la fiesta de san Pelayo (26 de junio). Un niño cordobés de 12 años que prefirió morir antes de ser sodomizado  por Abderramán III”, el octavo soberano Omeya. Y como hoy, san Pelayo coincide en el santoral con san Josemaría Escrivá, son muchas las cartas que escriben los lectores de Infovaticana haciendo referencia al librito Camino y poniendo al califa de Córdoba como un presunto pedófilo de chupa de dómine. Más les valdría callarse a esos meapilas que se la cogen con papel de fumar, que si aventamos la ropa sucia aquí saldrían chispas. Pues bien,  para el que no lo sepa, la chupa (sotana, como la de los curas) fue una prenda introducida por los árabes a modo de guardapolvos. Según Quevedo, la chupa se ensuciaba a fuer de no lavarla y llegaba un momento dado en el que no se sabía de qué color era: de cerca parecía negra, de lejos azul. Dómine, por otro lado, es en la declinación latina el vocativo de dóminus, que significa señor. Era un tratamiento de respeto con que los estudiantes de Gramática latina se dirigían a su maestro. Las hagiografías de los santos suelen tener más carácter literario que otra cosa. Y la hagiografía de Pelayo no fue una excepción a la regla. Por asociación de ideas me viene a la cabeza pelayos, que fue el nombre que recibió la organización juvenil del Requeté, cuya sección femenina se conocía como las margaritas. En 1938,  tras el Decreto de Unificación, se denominó Flechas y Pelayos a la fusión de los boletines juveniles de estas organizaciones con las similares de Falange Española Tradicionalista y de las JONS, cuyos integrantes se denominaban flechas. La publicación infantil Flechas y pelayos fue un cómic durante la posguerra. Primero se editó en San Sebastián y más tarde en Madrid. Desapareció de los quioscos en 1949. Un año antes de su desaparición, en 1948, apareció Trampolín, editado por Acción Católica. Desapareció en 1959. Estuvo dirigida por Alberto de Macua y en principio estuvo editada en papel de periódico, de gran tamaño. Tuvo cuatro épocas. Con el tiempo (en 1950, en su “tercera época”) se fue reduciendo su tamaño y se le añadió colorido. Sus viñetas estaban firmadas por los mejores dibujantes del momento. Como ejemplo, señalaré que las viñetas de Don Ataúlfo Clorato y su sobrino Renato estaban firmadas por Gabi; La familia Sulfamida, por Ramón Sabatés; Ciriaco Majareto, por Enrich; Mateo Pí; El Conde Pepe, por Palop; Listón y Tarugo, por Juan García Iranzo; Matías, el espía atómico, por Ardel; etcétera. Hoy es difícil encontrarlos y bien que lo siento.

domingo, 25 de junio de 2017

Una mujer valiente





En “La Comarca de Calatayud” leo una entrevista que Óscar F. Civieta de eldiario.es le hizo a Purificación Lapeña el pasado 23 de junio. Esa señora le cuenta al periodista que su abuelo y su tío fueron fusilados en los días posteriores al golpe de Estado de 1936 con 44 y 39 años respectivamente. Sospecha que pueden estar enterrados en Cuelgamuros desde 1959, ya que -según comenta-  “aquel año en Calatayud desenterraron 80 restos mortales en 9 cajas sin permiso expreso ni tácito de sus familiares”. Y ahora, pese a mil impedimentos oficiales, desea que los huesos de su abuelo y los de su tío regresen. En un momento de aquella entrevista cuenta Purificación Lapeña que “cuando llegó el golpe de Estado del 36, el cura del pueblo [Villarroya de la Sierra] elaboró una lista de personas con ideas distintas”. Distintas a las de los golpistas, se entiende. Y ahí es donde deseo hacer una precisión. Me contaba un anciano de uno pueblo cercano a Villarroya de la Sierra que por entonces todos los párrocos  de la Diócesis de Tarazona confeccionaban listas. Tanto es así que hebdomadariamente hacía un “recorrido” por aquellos lugares una camioneta con falangistas de la peor calaña dispuestos a ir casa por casa para llevarse a “dar un paseo” a aquellos  paisanos que constaban en las macabras nóminas de los ecónomos. A algunos de ellos no los encontraban, por haberse escondido temiendo lo peor. Sobre ese particular sabe mucho Julián Casanova, catedrático de Historia Contemporánea en la Universidad de Zaragoza. Y según me contó aquel anciano, el párroco de aquel pueblo cercano a Calatayud calmaba a los vecinos alineados con el golpismo con las siguientes palabras: “No importa, a esos los dejamos para la próxima vuelta”. Quería decir para la siguiente semana, si es que aparecían por el pueblo. Aquel cura, que  curiosamente nunca permitió que su ropa recién lavada fuese tendida al sol en la misma cuerda que la de su casera, murió el 22 de julio de 1955 a los 74 años de edad. Recibió, a mi entender, más honores de los merecidos, ya que su hermano, además de arzobispo,  fue procurador en Cortes en las ocho primeras legislaturas del franquismo y Comisario General Apostólico de la Bula de la Santa Cruzada. En 1937 había firmado la denominada Pastoral de la Cruzada con el fin de dar autoridad moral a los sublevados, y en 1952 presidió en Barcelona el XXXV Congreso Eucarístico Internacional. No pronunciaré su nombre, pero ya saben: blanco y en botella.

sábado, 24 de junio de 2017

Sobre ríos y gentilicios






Flechas es en la actualidad una pedanía de Figueruela de Arriba,  en la sierra de la Culebra, comarca de Aliste, dentro de la provincia de Zamora, que cuenta con 14 habitantes, según censo de 2016.  En su término nace el río Cabrón, que hace frontera con Portugal, donde se une al río Manzanas cerca de Villarino. Ese río, también el Pontepedra, son afluentes por la izquierda del río Lengüelle, que a su vez es afluente por la derecha del río Tambre que sólo cuenta con 27 kilómetros de recorrido. A propósito del río Cabrón, por asociación de ideas, me ha venido a la cabeza un gentilicio con anécdota. Pero lo cuenta mejor que lo podría hacer yo Francisco García (La Nueva España, 20.02.14): “Los que estudiamos latín y griego en el bachillerato lo hicimos a mucha honra. Contaba un viejo profesor mientras nos ayudaba a traducir ‘De senectute’ que José Solís, ministro de Franco y natural de Cabra (Córdoba), pronunció un discurso en las Cortes sobre la reforma educativa en el que abogaba por menos latín y más gimnasia. Desde la grada escuchaba Adolfo Muñoz Alonso, rector de la Universidad Complutense, que al hilo del parlamento del contrario se iba encendiendo. Cuando Solís se preguntó: ‘¿para qué sirve hoy el latín?’, Muñoz Alonso replicó desde su asiento, apelando al gentilicio: ‘Por ejemplo, ministro, para que a su señoría, que es de Cabra, le llamen egabrense y no otra cosa más fea’.

jueves, 22 de junio de 2017

¿El prestigio de España, dice usted?




No llego a entender cómo Mariano Rajoy puede acusar a Pedro Sánchez de jugar con el prestigio de España por algo en lo que no están de acuerdo, o sea, la posición del secretario general del PSOE con respecto al tratado de libre comercio entre la UE y Canadá.  Martínez-Maillo va más lejos todavía y señala que “ahora hay dos Podemos: uno rojo y otro morado”. Bueno, menos mal. Ya sólo falta el color amarillo para que dibujemos  bandera legal de la Segunda República, eliminada de cuajo por un puñado de golpistas que hace ochenta y un años provocaron una guerra civil por la que  se alzaron con el santo y con la peana, donde se apropiaron de lo propio y de lo ajeno y donde crearon un régimen fascista posterior que duró cuatro décadas. ¿El prestigio de España, dice usted?  Se lo han cargado los políticos corruptos que afloran del charco de la indecencia un día sí y otro también. El prestigio de España se perdió el día que  Adolfo Suárez no quiso hacer un referéndum sobre la forma de Estado por temor a que los españoles nos inclinásemos por la República, prefiriendo que los españoles votásemos una Constitución, la del 68, donde quedase incluida dentro del “lote” la Monarquía Parlamentaria y que, en consecuencia, en España fuese rey el Borbón propuesto con anterioridad por Franco. El prestigio de España se perdió el día que Rajoy dejó de dotar con el dinero necesario para que se desenterrasen los esqueletos de ciudadanos que lucharon por la libertad y que continúan en las cunetas y barrancos. España, que se entere Rajoy, es el país con mayor número de desapariciones después de Camboya; es decir, más de 140.000 ciudadanos, según estimó Baltasar Garzón, entre la Guerra Civil y la posterior dictadura. Un grupo de trabajo de la ONU constató que la Ley de Memoria Histórica de 2007 tuvo un efecto muy escaso. Salvo algunas excepciones, como el Ayuntamiento de Málaga, que financió la exhumación de la fosa común de su cementerio, recuperando los restos de 2.800 personas, en el resto del país prácticamente ningún municipio dio permiso siquiera a las familias para hacerlo y ningún juzgado ordenó la apertura de fosas. Habría mucho que decir sobre el prestigio de España. Lo que está sucediendo en España es de vergüenza. Y la culpa no es de Pedro Sánchez, sino de los que se lo han llevado crudo y pretenden dar lecciones de dignidad.

martes, 20 de junio de 2017

Socorrista necio





Me entero de que a la joven madre Belén Gimeno le prohibió un socorrista del zaragozano Club Natación Helios dar el pecho a su bebé fuera del agua, junto a una de las piscinas. Las peregrinas razones que esgrimió el  necio socorrista fueron que “la leche podía contaminar el agua y que no se podía comer en esa zona”. Ignoro el nombre del socorrista, pero me gustaría conocerle para decirle a la cara que necesita reciclarse. Cualquiera puede entender que no es equivalente dar de mamar a un bebé que comerse un bocadillo de salchichón, y que la leche materna no es contaminante en modo alguno sino lo más sano del mundo. Ese socorrista, a mi entender, debería dedicarse a otra profesión en beneficio de la sociedad. Sólo le hubiese faltado a ese indocumentado decirle a la joven madre que no estaba autorizado sacar la teta en público por constituir un atentado contra la moral y las buenas costumbres. Me avergüenza conocer situaciones con esas. Tal vez por no ver a tipos como ese que dicen llamarse socorristas no voy nunca a las piscinas públicas. Doy por hecho de que en cualquier club deben existir unas normas de convivencia de obligado cumplimiento para los socios. Pero no es de ninguna manera tolerable que se atente contra los derechos del niño y de la madre. El socorrista en cuestión, al que nunca le invitaría a tomar un café con leche (para que no se contaminase), es un  necio; y créanme que llamarle necio no es un insulto. La palabra necio proviene del latín “nescius”, derivado del negativo “scire” que significa “saber”. O sea, necio es el que no sabe.

domingo, 18 de junio de 2017

El mareo del incienso





Hoy, domingo 18 de junio, la Iglesia Católica celebra la trasladada festividad del Corpus (salvo, que yo sepa, en Toledo, Granada y Daroca). En su artículo de ABC, “El Rey en los toros”,  Antonio Burgos eleva su incensario a las nubes que pasan. El incensario de ese plumilla ante la presencia de Felipe VI en Las Ventas con ocasión de la Corrida de Beneficencia raya en lo patológico. ¿Existirá algún fármaco contra esa paranoia? Burgos hace una rara comparación entre esa lidia y la anterior presencia del monarca en el Vicente Calderón con motivo de la final de la Copa del Rey. Señala Burgos con una chicuelina: “Había hasta gente en la puerta esperando que llegara Su Majestad el Rey Don Felipe VI, que Dios guarde, porque falta le hace a España que nos lo cuide. Y cuando llegó el Rey, con el ministro de Cultura y la presidenta de la Comunidad de Madrid a la cabeza, estaba esperándolo un respetuoso comité de recepción que no he visto más cabezadas, más taconazos y más genuflexiones laicas pero monárquicas, como la perfecta de la marquesa de la Vega de Anzo, que es tela de aficionada a ambas cosas, a los toros y a la Corona”. Más tarde comenta que El Julí, Manzanares y Talavante le hicieron al rey sus respectivos brindis protocolarios. Esas cosas pasan siempre. Y si el rey fuese a un pueblo, el alcalde le entregaría su vara de mando. Pero Burgos continúa con una revolera alrededor de su cintura: “En esta España "sin", sin valores y sin vergüenza, y sin sentido de Patria, y sin defensa de su Unidad, y sin exigencia por el Gobierno del cumplimiento de su Constitución, era una gloria ver al Rey en el palco de Las Ventas también en plan "sin": sin silbidos al himno, sin abucheos a Su Majestad. ¡Y eso que en Las Ventas se silba tela!”. Y en el mismo diario leía hoy la trágica muerte de de Iván Fandiño al ser corneado por  Provechito, de Baltasar Ibán, cerca de Mont de Marsan, en el sur de Francia. Un toro que ni siquiera pertenecía a su lote. En España tenemos hoy, como hemos tenido siempre, dos tipos de diestros: los que se juegan el tipo en la arena y los de salón, los que sólo con asomar su presencia por el albero producen “genuflexiones laicas”, como sucede con Curro Romero en La Maestranza de Sevilla, o como con el rey en el palco de Las Ventas. No es necesario que el maestro Romero haga faena al morlaco, que la cornada, si acaso, que se la lleve el sobresaliente. Lo de ellos, los toreros y los reyes, consiste en permanecer expuestos, como la custodia el día del Corpus por las calles de Toledo, o en el altar mayor de la catedral de Lugo. La genuflexión “perfecta” de Pilar González del Valle,  IV marquesa de la Vega de Anzo, añade colorín al espectáculo para que la fiesta no decaiga.

viernes, 16 de junio de 2017

Los fríos y las calores




Dice el humorista Dani Latorre que Zaragoza tiene tres estaciones: “invierno, verano y la Intermodal”. En esta última estación, en la Intermodal, están reunidas las otras dos. En verano el viajero se ahoga de calor y en invierno se puede morir de frío en los andenes. La Intermodal es la estación de la tos perruna, al igual que dicen los de Pucela que el Estadio José Zorrilla  es el de la pulmonía y de otros constipados. El primero que lo denominó de esa guisa fue Francisco García Gómez, alias  Paquito,  siendo entrenador del Real Valladolid, como contaba Santiago Hidalgo Chacel (El Norte de Castilla, 9/4/12). Contaba Hidalgo que “a finales de febrero de 1982 (el estadio se había inaugurado el 20 de febrero de aquel año), como todas las tardes, Paquito  respondía por teléfono a las preguntas de su interlocutor, Javier González, de cómo estaba el equipo, cómo se había entrenado, si tenía dudas en el once. En estas Paquito, que ya había sufrido las inclemencias de un estadio al que le faltaba toda la grada que cerraba el fondo norte y por donde se colaba un frío y un viento helador, le comentó a Javier: ‘Este no es el Estadio Zorrilla; hace un frío de la leche, es el estadio de la pulmonía'. El plumilla aprovechó estas declaraciones literales para subirlas al titular de ese diario”. Seguía contando Santiago Hidalgo que “la ocurrencia de Paquito tenía unos claros precedentes. En su Oviedo natal, su padre tenía una sidrería, el Bar Pachín, en la calle Milicias Nacionales del centro de la ciudad. Esta era una vía ancha donde el viento aprovechaba para entubarse y correr libre hacia el Parque de San Francisco”. (...)  “Cuando el 13 de abril de 1982 Real Madrid y Sporting de Gijón se disponían a disputar la final de la Copa del Rey en Valladolid, el 'estadio de la pulmonía' quiso reivindicarse con toda la fuerza del mundo y hasta los propios monarcas llegaron a comentar el frío que habían pasado. En algunos círculos, incluso, alguien comentaba que la reina Sofía llegó con faldas y se marchó del campo con pantalones”. En ambos lugares, en la Intermodal zaragozana y en el Estadio Zorrilla, bueno sería que colocaran sendos bustos del escocés Alexander Fleming que, dicho sea de paso, tantas vidas salvó con la Penicilina en los hospitales de campaña durante la Segunda Guerra Mundial al evitar la gangrena gaseosa en miles heridas de metralla infectadas.

jueves, 15 de junio de 2017

Desfibriladores de gilipollas




Cuenta Antonio Burgos en su artículo “¿Madres guardadoras?” en ABC que “don Amancio Ortega, más que esos carísimos aparatos para la lucha contra el cáncer cuyo regalo le han rechazado los muy cretinos, tenía que haber donado un desfibrilador de gilipollas”, al hacer referencia a la Junta de Andalucía, que ha publicado los impresos de solicitud de plazas para los colegios públicos y concertados, en los que ya no aparece la palabra “padre” o “madre” sino “persona guardadora 1” y “persona guardadora 2”. En efecto, no sé adónde de vamos a llegar con tanta idiotez. Por todos es sabido que existen niños con padre y madre, o con dos padres, o con dos madres, o monoparentales. Es, no sé, como cuando se dice los ciudadanos” y “las ciudadanas”, “los niños” y “las niñas”. Este tipo de desdoblamientos son artificiosos e innecesarios desde el punto de vista lingüístico. En los sustantivos que designan seres animados existe la posibilidad del uso genérico del masculino para designar la clase, es decir, a todos los individuos de la especie, sin distinción de sexos. Ricardo Senabre, en una Tercera de ABC, el día 2 de abril de 1997, y bajo el título “Compañeros y compañeras” planteaba la protesta frente a este tipo de desdoblamientos, y sobre todo contra el abuso de tales prácticas: “No hace mucho tiempo –escribía Senabre-- callejeaba yo por Buenos Aires cuando vi que había muchas personas que iban concentrándose en el extremo de una plaza y alrededor de un tingladillo al que acababa de encaramarse un individuo provisto de megáfono. Me acerqué con curiosidad y tuve la suerte de no perder ni una sílaba del discurso, cuyo brioso arranque, que me apresuré a copiar en un papel, era así: ‘Compañeros y compañeras: nuestros delegados y delegadas han hablado ya con los encargados y encargadas de todos los servicios para pedir que la media hora de pausa de los trabajadores y las trabajadoras coincida con la hora de ocio de nuestros hijos y nuestras hijas en el jardín de infancia de la empresa’. Confieso que me sentí consternado y [...] se me encogió el corazón”. Seguía escribiendo Senabre: “¿Cómo explicar a ese redentor iluminado que el sexismo no está en las palabras, sino en los comportamientos, en los actos de menosprecio, en las crudas desigualdades salariales? ¿Por qué no lucha el valeroso reformador del idioma contra esas situaciones en lugar de propinar inútiles mandobles a los usos lingüísticos?”. Parecidos mandobles, a mi entender, a los que la Junta de Andalucía utiliza en los impresos de solicitudes de plazas en colegios públicos y concertados. Algo al respecto debería decir La Salvaora Susana Díaz: “Quién te puso Salvaora/ que poco te conocía/ el que de ti se enamora/ se pierde pa’toa la vida...”.

lunes, 12 de junio de 2017

Una segunda oportunidad





Mañana, día de san Antonio de Padua, saldrá Idoia López Riaño en libertad después de haber cumplido 23 años en prisión, el último de ellos en Zaballa, en Nanclares de Oca, por su permanencia al comando Madrid. La Tigresa, o Margarita, que ambos fueron sus alias dentro del grupo terrorista, se ha acogido a la vía Nanclares. Todo el mundo necesita una segunda oportunidad, también Idoia. Todo ese tiempo entre rejas hace cambiar al más pintado. Ya sé que los 12 guardias civiles asesinados en la madrileña plaza de la República Dominicana corrieron peor suerte. También los familiares de aquellos defensores del orden. Si malo es asesinar a unos padres de familia, peor, si cabe, es el dolor que se produce a aquellos que quedan huérfanos. Nada para ellos vuelve a ser igual. O el dolor de los padres de las cuatro niñas asesinadas, junto a otras ocho personas, en diciembre de 1987 en el cuartel de la Guardia Civil de Zaragoza. Hoy esas niñas tendrían 42, 37, 36 y 33 años. Pese al tiempo transcurrido, en sus familias no hay más que vacío, un vacío perpetuo. Hubiesen merecido mejor suerte.

El bitcoin de Olimpo





Olimpio Biscarrués y Sáenz de Urturi se encontró un día un bitcoin en la ranura del mármol de un mostrador del Crédit Lyonnaise durante un viaje a Lourdes. Después de mirarlo muchas veces, lo guardó en uno de los bolsillos de su pantalón vaquero. Nunca supo que era un bitcoin ni qué valor tendría al cambio de euros. Hasta que un conocido de taberna le dijo que se trataba de una criptomoneda no respaldada por ningún gobierno. Olimpio Biscarrués y Sáenz de Urturi se rascó el colodrillo, volvió a echarse la moneda al bolsillo de su pantalón y se la llevó a casa. La depositó debajo de una imagen del Corazón de Jesús que tenía en la entrada de su casa y continuó con su rutina. Con el tiempo y su revalorización progresiva llegó a valer más que su peso en oro. Al menos eso le reconoció un amigo que estaba en el negociado de Cartera de Cobro del banco donde Olimpio acudía mensualmente a pagar el recibo de la luz. Aquella moneda había sido para él su particular  “milagro de Lourdes”. Pero no se lo dijo a nadie. Todas las tardes, cuando salía del trabajo, iba a casa y lo primero que hacía era comprobar que aquella moneda milagrosa seguía debajo de la imagen del Corazón de Jesús. La tocaba, se santiguaba e iba hasta la cocina donde se preparaba un tazón de café con leche en el que untaba tres galletas maría. Olimpio nunca supo quién había dejado aquella moneda en la ranura del banco francés y el motivo que le llevó a esconderla. Tampoco volvió a Lourdes.

domingo, 11 de junio de 2017

"Tonto, tonto..."




En su artículo “El desfile de la victoria” en Infolibre, José Miguel Monzón Navarro, más conocido como El Gran Wyoming,  escribe y describe a tumba abierta algo que todos sabemos, pero que nuestra patente cobardía hace que miremos para otro lado. Los medios domesticados, por otro lado, intenta hacer bueno lo que es a todas luces tóxico. Dice Monzón que la Transición sirvió para que los que  dictaban el crimen durante el largo franquismo nos “perdonasen la vida” y pasaran a tutelar la libertad. En efecto, hoy, los nietos de aquellos que propiciaron un golpe de Estado contra la República, ganaron una guerra civil y heredaron las instituciones intactas, se permiten el lujo de no dotar a la Ley de Memoria Histórica con un sólo euro. ¿Para qué iban a derogarla? El Gobierno presidido por Rajoy consideró que era mejor dejarla morir de inanición. No les importó que los esqueletos de los fusilados siguiesen en las cunetas y que sus descendientes pudieran, en la medida de lo posible, darles una digna sepultura. Digo más: el Partido Popular nunca manifestó indignación por cómo terminó aquella tragedia hace casi ochenta años. Sigue diciendo Monzón que “ahora [los del PP] se sienten perseguidos por el Estado que dicen representar. Mueven sobre la mesa a sus hombres como si fueran fichas de dominó y les hacen recuperar sus puestos de jueces o de fiscales, después de haber sido apartados de sus diferentes destinos por prevaricar y negarse a implantar el régimen de justicia para el que son nombrados. Sus jefes los amparan y, cual trileros de barrio, los recolocan allá donde creen que cumplirán el mejor servicio a su causa corrupta y decadente que sólo busca la impunidad del delincuente poderoso”. (...)  “Lejos de pedir perdón por el daño causado a los ciudadanos, por la pobreza generada, por la aniquilación de una generación a la que se ha privado de un proyecto de vida, a la que se hurtado el futuro, se presentan con arrogancia, desafiantes, en las comisiones en las que deberían dar explicaciones a los ciudadanos por sus execrables acciones”. Y la Conferencia Episcopal, mutis por el foro. Los purpurados se hacen los tontos y miran para otro lado. Como decimos los de Aragón: “Tonto, tonto, mierda, mierda...”.

sábado, 10 de junio de 2017

La curiosidad mató al gato





En Arahal (Sevilla) se están celebrando anticipadamente las fiestas en honor de san Antonio de Padua. Pero la hermandad ha decidido que las mujeres este año no porten al santo en andas a su regreso desde la ermita alegando varios motivos. En su lugar lo harán costaleros.  Es decir, lo podrán llevar a la ida pero no a la vuelta. El año pasado se llevaron flores, velas y hasta cometieron el indecoroso acto de levantarle el hábito para verle las pantorrillas. En ese sentido, el cofrade mayor, José Luis Fernández, ha señalado sobre el hábito de san Antonio que “como está a su altura, hemos observado por algunas personas que se levanta el ropaje para asomarse a la imagen”. A san Antonio suelen pedirle las mozas que les mande un novio. También se le reza para encontrar algo perdido. Personalmente, a las mujeres que levantaban el hábito de san Antonio por ver si tenía partes pudendas les obligaría a aprenderse de memoria la letra de “San Antonio y los pajaritos” y a que la cantasen a coro al regreso de la procesión desde la ermita: “Divino Antonio precioso/ suplícale al Dios  inmenso/ que por su gracia divina/ alumbre mi entendimiento. / Para que mi lengua/ refiera el milagro/ que en el huerto obraste/ de edad de ocho años...”/, etcétera, como desagravio. Los cataplines en una imagen de escayola, como el valor del soldado, se le suponen.

viernes, 9 de junio de 2017

El mondadientes




Si algo me molesta es dirigirle la palabra a un tipo que lleva el mondadientes en la boca. Decía  Julio Camba: “Yo creo que el español concibe mejor el palillo de dientes sin comida que la comida sin palillo de dientes. Poniéndose a hurgar y hurgar con un palillo de dientes en la dentadura, malo será que al fin y a la postre no se acabe por pescar algo. Por lo menos se mastica, se estimula la salivación, se entretiene el hambre y se cubren las apariencias. En cambio, si después de comer no puede uno relamerse un poco delante de los amigos, ¿de qué servirá el haber comido?”. Cierto. El palillo de dientes entre los labios es equivalente a las migas que se ponían en la barba, como se cuenta en El lazarillo de Tormes, aquellos fingidos hidalgos tan abundantes en la España de los siglos XVI y XVII que, para aparentar honra y riqueza, salían a la calle con la figura erguida, las ropas con remiendos disimulados y migas de pan en la barba para hacer creer que habían comido. Comer mal o bien es lo de menos. Aunque yo sea un detractor del mondadientes, reconozco que para mucha gente lo importante es llevar el palillo entre los dientes, sea plano o redondo, y moverlo de un lado al otro de la comisura de los labios con maestría de trilero. Además de la sal, es lo único que se pone gratis el restaurante a los comensales.

jueves, 8 de junio de 2017

Levantarse cada mañana es duro





Yo nunca había pensado en la razón por la que las tapas de alcantarillas son siempre redondas. Pero hoy me lo ha explicado El País de forma sencilla. El motivo es que siendo redondas nunca se caen por el agujero al tener una anchura constante. También hay tapas cuadradas y rectangulares, pero en agujeros de muy poca profundidad. Si se cuelan en su interior, se puede recoger con las manos. Claro, lees estas cosas recién levantado de la cama mientras tomas un café y se te queda cara de gilipollas para todo el día. A ustedes no sé, pero a mí lo último que se me ocurriría cada mañana sería mirar a la calle, clavar mi mirada sobre una alcantarilla y llegar a la conclusión a la que ha llegado ese periódico global. Todo lo más a lo que llego es a arrancar la hoja del taco de calendario y a leer su reverso. Un día te cuenta dónde colocar el router, o sea, ese dispositivo que proporciona conexión inalámbrica  a internet; o te dice qué es la litosfera; o refranes populares al estilo de “los febreros y los abriles, los mas viles”; o el hallazgo de una nueva ardilla en Laos..., etcétera. Después hago con la hoja de calendario un avión e intento hacerlo volar. Siempre termina en una rendija entre la lavadora y el frigorífico imposible de rescatar. Como las alcantarillas, los ombligos también son redondos. Y no sabría decirles por qué.

martes, 6 de junio de 2017

A vueltas con la bandera





Carlos Cuesta, en El Mundo, escribe un artículo, Idiotizar la bandera, donde hace una serie de reflexiones. Escribe: “Si un separatista muestra una bandera no protegida por nuestra normativa de símbolos y contraria a cualquier opción constitucional, se convierte en un defensor de la democracia y el derecho a votar. Pero si un no nacionalista porta una bandera -la española- votada por todos en la Constitución, protegida como símbolo nacional por nuestra legislación, entonces se convierte automáticamente en un facha”. En efecto, la bandera española es el símbolo del Estado. Así lo dice la Constitución de 1968 en su artículo 4. Pero ese mismo artículo también reconoce a las Comunidades Autónomas la posibilidad de crear sus banderas y enseñas propias. De la misma manera la Constitución no dice nada del matiz “gualda” sino del color “amarillo”. Ya se sabe que los nacionalismos se curan viajando; pero, a mi entender, la actual bandera española, roja y amarilla, fue la misma bandera que se repuso en la zona rebelde durante la Guerra Civil y que se mantuvo durante todo el periodo franquista. Tampoco hay que olvidar que existió una Constitución de 1931, votada por los españoles, institucionalizada en su primer artículo, que señalaba: “La bandera de la República Española es roja, amarilla y morada”. La bandera bicolor se identificaba con la monarquía borbónica. También con el franquismo que terminó por medio de las armas con la forma de Estado legal hasta 1939 y que nunca se derogó. Pero hubo un error de matices en la bandera tricolor que conviene señalar. Si bien el color morado representaba el pendón de Castilla, lo cierto es que tal pendón nunca fue morado sino carmesí. Y el púrpura, que tiene una similitud cromática con el morado, está presente en el escudo de León. El color morado está presente, en cambio, en el uniforme del Regimiento Inmemorial el Rey, o tercio de la Infantería de Castilla, y en el Regimiento de Reales Guardias de Infantería, que lo usa para su coronela en vez de la reglamentaria coronela blanca. A decir verdad, la actual bandera bicolor no tiene mucho tiempo de vigencia. Fue adoptada en 1843, coincidiendo con la mayoría de edad de Isabel II, siendo presidente del Gobierno Francisco Martínez de la Rosa, aunque se utilizase como pabellón naval desde 1786 para evitar confusiones.