miércoles, 14 de abril de 2010

El carné número 1005

Ha quedado disponible el carné número 1005 del Partido Popular, al haberse dado de baja María Eugenia Yagüe. Esta “plumilla” de la prensa de la bragueta no ha podido resistir que en el pueblo soriano de San Leonardo hayan hecho desaparecer una escultura en honor de su padre, Juan Yagüe Blanco, erigida por el franquismo durante los primeros años 50. Una representación grotesca a la que hace dos años unos desconocidos, con nocturnidad y ganas de acabar con semejante reminiscencia fascistoide, le cercenaron la cabeza del protagonista. Su hija protestó por lo que entendía como “una falta total de sensibilidad”. María Eugenia Yagüe, según parece,, posee un inaudito sentido de la sensibilidad, ese valor que nos hace despertar hacia la realidad, aunque no sé en cuál de sus modalidades: la extereoceptiva, la interoceptiva, o la propioceptiva. Me da igual. Me importa un carajo. María Eugenia Yagüe debería leer la reciente historia de España y el “triste protagonismo” que su padre adquirió en Mérida, en Badajoz, en Talavera de la Reina y en gran parte del valle del Tajo. Por mucho que ese tipo fuera su padre, --a la familia se la acepta pero no se la elige--, ese militar africanista, falangista y amigo de José Antonio y ministro del Aire, digo, fue responsable directo de una verbena de sangre y muerte. Le recomiendo a María Eugenia que lea “Las matanzas de Badajoz”, de Rafael Tenorio, (Tiempo de Historia, número 56, julio 1979). Tal vez su exquisita sensibilidad no le permita leer la parte que hace referencia a las fotografías hechas por algunos oficiales alemanes al servicio de Franco que se dieron el gusto de fotografiar cadáveres castrados por los moros. Hoy, 14 de abril, me apetecía contarlo.

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