lunes, 19 de abril de 2010

La batalla de Pavón

No pretendo historiar la batalla que, en 1861, puso fin a la Confederación Argentina y a la incorporación de la provincia de Buenos Aires. Me estoy refiriendo a Pablo Sebastián que, bajo el pseudónimo de Aurora Pavón, se despacha a gusto en su artículo “Pedro J. Y Cebrián se aman”, en el número 6 de República de las Ideas. Esa Aurora Pavón que ya escribía en el ABC de la etapa Anson con la misma virulencia que lo hace ahora, (en aquella etapa arremetiendo un día sí y otro también contra la política de Felipe González), señala en un párrafo vergonzoso: “El País, en un vulgar panfleto exclusivamente dedicado a airear los trapos sucios de la oposición y a defender al desvergonzado Garzón de las iras de la Falange Española y del Movimiento Nacional franquista, del que Cebrián lleva sangre en las venas y del que fuera un gran preboste su papá. ¡Qué pena de periódico, ni sombra de la que fue!”. Este hombre, hoy presidente del periódico online, no deja títere con cabeza. Su rabia contenida, ¿hacia quién?, le hace padecer una especie de trastorno bipolar de difícil manejo hacia todo aquello que representa el grupo PRISA. Enjuicien lo que comenta en otro párrafo: “Pero si te acercas al otro lado del jardín de la Moncloa te encontrarás al pobre académico de La Lengua, Juan Luís Cebrián, tocando el organillo, y con el joven Polanco -al que Cebrián lleva a la ruina-, vestido de edecán, haciendo cabriolas y pasando el cazo como un simpático tití”. Me parece intolerable. En fin, ya no sé si lo suyo tendría arreglo a base de tomas de carbonato de litio, o sería más razonable dejarlo por imposible.

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