lunes, 26 de abril de 2010

Los soníos negros

Se llevan, dicen que para restaurar, la Piedad, del Valle de los Caídos. Ya solo falta saber qué hacemos con la Paz y el Perdón, esas tres palabras pronunciadas por don Manuel Azaña. Paz, Piedad , Perdón y ...el olvido, que diría Lorenzo Bernaldo de Quirón, quien ya dejó escrito que “cuando se abre la Caja de Pandora de una Guerra Civil, cualquier derivada es viable”. Ahora nos encontramos ante una de esas derivadas, la de rascar en las cunetas para que la Tercera España pueda aliviar el luto de las otras dos que le precedieron. Barcelona, 18 de julio de 1938. Aquellas palabras de don Manuel resonaron como un tiro de máuser en un cerro. Era un grito de angustia dirigido a la Sociedad de Naciones. O, tal vez, “El grito”, del noruego Edvard Munch, plasmado en el Ayuntamiento de Barcelona cuarenta y cinco años más tarde de que fuese pintado y guardado para siempre en varios discos de pizarra de 78 r.p.m., como los tangos de Gardel. Juan Carlos Rodríguez Ibarra, en su artículo “Víctimas vencidas y víctimas vencedoras”, escribe hoy en El País: “Se pensaba que, cuatro décadas después, las dos Españas era una idea superada por nuestra convivencia democrática. Es lamentable afirmarlo, pero no es así. Sigue existiendo la brecha que nos separa y nos divide". La manifestación en Madrid el pasado fin de semana pone de manifiesto que los discos de pizarra pueden remasterizarse para quitarles los sonidos negros de fondo. Como dijo Manuel Torre: “Tó lo que tiene soníos negros tiene duende”. Sí, y quejíos de escalofriante hondura, por donde asoma el luto.

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