Imaginen ustedes a los componentes de un pelotón de
ejecución que desinfectase las balas antes de ser disparadas, o que Vellido Dolfos hubiese desinfectado el
venablo antes de atravesar la espalda de Sancho
II de Castilla en el cerco de Zamora. Eso viene a cuento con algo que acabo de leer
en la prensa: “Arkansas ejecutará a 8 presos (de los 34 que están actualmente
en el “corredor de la muerte”) en 10 días para evitar que caduque un componente
de la inyección letal”. Se trata de un ansiolítico de efecto rápido. Sólo falta
la firma del actual gobernador Asa
Hutchinson para que las penas se cumplan en tan breve plazo de tiempo. Ese
pequeño Estado norteamericano de apenas tres millones de habitantes, dividido
en 75 condados, durante 37 años perteneció a los dominios de España dentro de
la entonces llamada Luisiana Española, al ser cedida por Francia en 1763 por el
Tratado de Fontainebleau tras la Guerra de los Siete Años y en compensación por
la entrega de La Florida
a Inglaterra. Una posesión dominada por España que terminó con el Tratado de San Ildefonso y la
retrocesión de esos territorios a Francia en 1800. La proposición de ceder esos
dominios a España había partido de un acuerdo secreto tomado entre Luis XV y Carlos
III. Bill Clinton lo gobernó durante dos legislaturas hasta 1992, año en
el que logró la
Presidencia de los Estados Unidos.
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