No se deben crear molestias donde no existen. Leo en la
prensa aragonesa que “el concejal de Servicios
Públicos, Alberto Cubero, confirmó
ayer, durante la festividad de san Juan
de Dios, patrón de los bomberos, que el Cuerpo no podrá volver a celebrar
misa en sus instalaciones, una tradición que se remonta a 1953 y que
este año ha tenido que cambiar de ubicación por orden municipal”. Ello se produce “en cumplimiento del programa
de Zaragoza en Común”. A Pedro
Santisteve, alcalde de Zaragoza, habría que recordarle que el patrón del
Cuerpo de Bomberos es san Juan de Dios, elevado a los altares por el papa Alejandro
VIII en 1690, y que en los actos religiosos de ese día se tiene por costumbre
evocar a los bomberos fallecidos. Confundir laicidad
con aconfesionalidad es una forma de
sacar las cosas de quicio. La costumbre es la repetición de actos tolerados que
adquieren fuerza de ley. El Estado es aconfesional, según declara la Constitución
Española; es decir, que no reconoce como religión oficial
ninguna, pero tiene la obligación de facilitar a las diferentes creencias sus
prácticas, como queda establecido en su artículo 16.1. Pedro Santisteve debería
preocuparse de tratar de aminorar la tremenda deuda municipal dejada por el
socialista Belloch; de mantener
limpia la ciudad; de podar
convenientemente los plátanos de sombra en la avenida de san Juan de la Peña; de evitar que las
terrazas hosteleras produzcan malestar en el descanso de los vecinos; de incrementar
los servicios sociales; etcétera. Es larga la lista. A ningún ciudadano, al
menos que yo sepa, le causa fastidio que el Cuerpo de Bomberos celebre una misa
en el parque de la calle Valle de Broto una vez al año, donde se honra a su
patrono y se recuerda a los compañeros fallecidos. El señor Santisteve justifica su posición afirmando que
“va en línea con el laicismo que debe imperar en instalaciones y servicios de la Administración”.
Eso es, a mi entender, un despropósito
inadmisible. Ya puestos, que no abran los policías locales a lomos de caballos
los desfiles procesionales por las calles zaragozanas durante la Semana Santa. ¿Iría ello en
línea con ese laicismo del que hacen gala? Eso sería tomar el rábano por las
hojas.
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