miércoles, 15 de marzo de 2017

Una fuente con historia





La fuente de Cella, un  pozo artesano que data del siglo XII vuelve a tener agua después de una tremenda  sequía. Pero lo mejor es que podrá dar vida a tres acequias que riegan seis pueblos: Villarquemado, Santa Eulalia, Torremocha, Torrelacárcel, Alba y Villafranca. Para los habitantes de ese municipio turolense, el nivel de agua de la fuente da idea de cómo se está produciendo el cambio climático. Ni los más ancianos del lugar habían visto seca esa fuente, como ha ocurrido en los últimos tiempos. El hecho de que la fuente haya vuelto a tener agua a niveles apreciables se debe en gran parte a las últimas nevadas.  Para los cellanos, esa fuente situada en el Camino del Cid es todo un símbolo de riqueza que dejó en desuso un anterior acueducto romano que desde Albarracín llevaba las aguas del Guadalaviar hasta esa ciudad, que entonces era un poblado. El acueducto romano tenía una longitud de 18 kilómetros y una achura de medio metro. Debido a los cambios de nivel del terreno, el acueducto entre Albarracín y Gea de Albarracín discurría a dos metros de altura y a partir de ese punto tuvo que soterrarse a 30 metros de profundidad. La fuente de Cella tuvo su raíz en una concesión del obispo Torroja para que los miembros de la Orden del Temple pudiesen asentarse en su castillo en 1177. Aquel pozo artesiano de forma ovalada fue arreglado por Domingo Ferrari entre  1729 y1731. En la actualidad el castillo templario está en ruinas. La propiedad de la fuente le fue otorgada al Justicia de Aragón José Izmir en 1685. En “La Bailía General de Aragón y sus oficiales (siglos XVI – XVII)”, José Ignacio Gómez Zorraquino  señala (página.31) que “...el paso del doctor Xulbe al cargo de juez de encuesta propició que el 24 de mayo de 1673 la reina Mariana de Austria diese la merced de la asesoría al doctor José Izmir (o Esmir) y Vayetola...”. La administración del riego quedó regulada por unas Reales Ordenanzas y Providencias de1772.

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