martes, 26 de septiembre de 2017

Degenerando






Creo haberlo contado ya varias veces. Lo describe como nadie Joaquín Herrera del Rey: “Una tarde en que Juan Belmonte no toreaba, subió al palco de la presidencia, acompañado de su amigo, para presenciar la corrida desde allí. Al entrar en el palco el presidente, a  la postre gobernador civil, le saludó con cariño y les dio los mejores asientos. Cada vez que el presidente se dirigía a él lo hacía con el tratamiento de “don Juan”. El amigo de Belmonte no comprendía bien todo aquel comportamiento del presidente. Cuando acabó la corrida le preguntó a Juan la razón, y Belmonte respondió:
— Es que fue un antiguo picador mío.
— ¿Y cómo ha llegado de simple picador a presidente y gobernador?
Belmonte, con su típica ironía, contestó:
— Pues ya ves, degenerando”.
Algo parecido nos recuerda hoy una Tercera de ABC (“Azaña y Cataluña”) Andrés Amorós: “Cuando llega la República  --cuenta Amorós-- comprueba Azaña que la cuestión es mucho más peliaguda, por la sistemática deslealtad de los políticos catalanes. Su más importante pieza oratoria, sobre este tema, es el discurso que pronuncia el 27 de mayo de 1932, como presidente del Gobierno, en el debate parlamentario acerca del Proyecto de Estatuto de Cataluña”. (...) “No faltan, en los ‘Diarios’ de Azaña, comentarios del más negro humor sobre otras autonomías: He sabido con asombro –señala Azaña-- que uno de los consejeros de Aragón es un sujeto que fue chauffer mío en Madrid, en 1935. Ahora gobierna en Caspe, como sucesor de Martín el Humano”.

No hay comentarios: