Hoy, primer sábado de mes, la Iglesia Católica rinde culto
a san
José Imbert. (No confundir con José
Isbert, el actor de Tarazona de la Mancha). Decía Noel Clarasó que las cosas que se han aprendido a hacer mal, cuanto
mejor se saben, peor. Es lo que le ocurre al Gobierno que preside Mariano Rajoy. Entienden que la
corrupción del PP, que se ha hecho endémica, se solapa con alcanzar la mayoría de votos en las
urnas. Esto no es una contabilidad por partida doble y equipararlo, como
acostumbran a hacerlo los que siempre se van de rositas, es un tremendo error.
No se puede engañar a la ciudadanía con cantos de sirena ni con trasnochadas
milongas al estilo de Francisco Canaro.
Rajoy se ha dirigido hoy sábado a los independistas catalanes y les ha dicho
que “nadie va a liquidar la democracia española”. Así lo espero. Aunque, bueno,
democracia y Constitución también la hubo durante la Segunda República
y ya ven lo que pasó. Si el presidente del Gobierno está realmente empeñado en
que nadie liquide la democracia en España, que empiece por ilegalizar las
organizaciones que hacen apología del franquismo y la Fundación Nacional Francisco Franco. Recuerda hoy Julio Llamazares en El País algo que decía Pepe Bárcena, barman del Café Gijón: “El camarero lleva su sombra
en bandeja”. Bueno, pues en este país son muchos los políticos de derechas que
todavía manifiestan su malestar por la aplicación de la Ley de la Memoria Histórica
impulsada en su día por Rodríguez
Zapatero. Pretenden que se olvide el golpe de Estado de 1936, que los
esqueletos existentes en las cunetas se conviertan en simple polvillo de mariposa y que, ahora, los
camareros de chiringuito playero reflejen en sus bandejas el regocijo que les
produce tener un trabajo precario durante sólo los meses de verano, para así poder “justificar” desde
el Gobierno la creación de empleo aunque sólo reparta el hambre. Pero el
Gobierno es incapaz de vigorizar, aunque repunte el precario empleo, la caja de
pensiones que ellos han esquilmado a fuer de meterle mano, como hace el
ludópata binguero con su cartilla de ahorros. Pequeños salarios son equivalentes
a escasos ingresos en la
Seguridad Social y en el IRPF. Y en estos dos apartados
contables (el de la Tesorería General
de la Seguridad Social
y el del Erario Público) si es cierto que no existen partidas sin contrapartidas,
ni Debe sin Haber, ni Activo sin Pasivo, según explicaba León Batardón. Ayer me enteraba por la prensa de una lúgubre
estadística: en España, de promedio, se suicida un guardia civil cada dieciséis
días. Luis González Segura, en la
revista Vice News Spanish (01/03/17) venía a decir que “la tasa de suicidios no es igual en todas
las escalas ni en todos los empleos, ya que casi nunca se suicidan coroneles o
generales. El eslabón más débil es siempre el más bajo, en este caso la escala
de guardias. A medida que se aumenta en el rango disminuye la tasa. Lo que,
lógicamente, se debe a las condiciones sociolaborales de los guardias. Los
suicidios en la Benemérita siempre han
sido tabú y se han ocultado, lo que se debe a la simiente franquista que anida
en ella: mecanismos represores, ausencia de derechos y libertades”. Y añadía que “la tasa de suicidios no es
igual en todas las escalas ni en todos los empleos, ya que casi nunca se suicidan
coroneles o generales. El eslabón más débil es siempre el más bajo, en este
caso la escala de guardias”. Ya digo que personalmente desconocía esas
estadísticas, pero soy consciente de lo duro y estresante que debe resultar
convivir con disciplina militar en la
casa-cuartel de un pueblo olvidado en el mapa, viéndole la cara al comandante
de puesto, que normalmente es un sargento, las veinticuatro horas del día. En
fin, la Benemérita merece mis
mayores respetos y soy consciente de su gran capacidad de ayuda a los
ciudadanos en todas las situaciones de peligro. Nunca podré hablar o escribir
mal del comportamiento ejemplar del Cuerpo. Pero, de ser ciertos los datos que
detalla Vice News Spanish, bueno sería que el Gobierno estudiara a fondo ese
preocupante problema.
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