miércoles, 13 de septiembre de 2017

Posología de las grageas de Bertie Botts





Hoy miércoles, sesión de preguntas en el Congreso. Respecto al rescate de las entidades bancarias decir, como dice Rajoy, que “fue muy positivo, a pesar de la previsible pérdida del 74 por ciento (según informes del Banco de España) del crédito concedido por el Gobierno a traves del Frob, es como para echarse a temblar. Rajoy es consciente de que ese “descubierto” crediticio lo tendremos que pagar todos los españoles, pero al Presidente del Gobierno tal circunstancia se le antoja como un asunto de menor cuantía. Y ha añadido que “la recapitalización de entidades se realizó con transparencia y con el respaldo de socios europeos e internacionales”. Rajoy dijo en su día que ese crédito iba a ser devuelto y  De Guindos dejó claro que “ese préstamo no iba a tener coste para los ciudadanos”. Mentira tras mentira. Es mentira que, como ha señalado Rajoy hoy en el Congreso, y hace pocos días Luis M. Linde, que “la alternativa iba a ser la quiebra, que los depositantes perdieran todo su dinero y la ausencia de crédito, por lo que la recuperación económica y de la inversión hubiera sido imposible”. A Rajoy debo recordarle que el Fondo de Garantía de Depósitos de Entidades de Crédito fue creado por Real Decreto ley 16/2011, de 14 de octubre. Dicho Fondo tiene por objeto garantizar los depósitos en dinero y en valores u otros instrumentos financieros constituidos en las entidades de crédito, con el límite de 100.000 euros para los depósitos en dinero o, en el caso de depósitos nominados en otra divisa, su equivalente aplicando los tipos de cambio correspondientes. En consecuencia, es mentira que los depositantes hubiesen perdido todo su dinero. El Gobierno que preside Mariano Rajoy miente a los españoles desde la mañana hasta la noche, día tras día. Y lo peor de todo ello es suponer por parte de ese Gobierno que los ciudadanos nos creemos todas las mentiras y todos los lapsos de memoria de los responsables de la Gürtel cada vez que son llamados a los juzgados para declarar, unos en calidad de testigos (como fue el caso de Rajoy) y otros en calidad de imputados (perdón, investigados) por diversos presuntos delitos: malversación de caudales públicos, blanqueo de capitales,  cohecho, contra la Seguridad Social, contra la Hacienda Pública, por falsificación documental, por prevaricación, por fraude y exacciones legales, etcétera. Rajoy, si fuese coherente, debería dimitir de su cargo por vergüenza torera. Los ciudadanos no tenemos por qué pagar sus errores de libro ni su  incompetencia manifiesta. Por otro lado, Felipe VI ha dicho hoy durante el acto de entrega de los Premios Nacionales de Cultura, que han tenido lugar en la catedral de Cuenca, que “la Constitución prevalecerá sobre cualquier quiebra de la convivencia en democracia”. Bueno, algo parecido ya lo dijo el 9 de diciembre de 1931 Julián Besteiro. Lo que hace falta es que la Constitución de 1978 tome suficientemente en cuenta al conjunto de la sociedad y que no se arruine al pueblo a  costa de un Estado. Ya estamos hartos de frases-papilla y de recibir consejos en forma de homilías trasnochadas que nadie demanda. La Cultura, por ejemplo, no se entiende cuando existe un gravamen del 21 % de IVA sobre el cine. Tampoco, cuando el ciudadano sufre una manipulación constante en las televisiones públicas por parte del Gobierno. La Cultura, en fin, no debe administrarse en forma de grageas de las famosísimas Bertie Botts con una posología autorizada por Iñigo Méndez de Vigo, donde se indican las dosis terapéuticas y la duración del tratamiento.

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