sábado, 7 de julio de 2018

La luna por la breña de Bámbola


Observo con interés el cartel correspondiente a las Fiestas de san Roque, en Calatayud. Me gusta su estilo ingenuo, naif. En él aparece la Plaza de Toros “Margarita”, de donde salen sonidos musicales; y a la izquierda un mozo aporreando un bombo; encima, el Ayuntamiento y una farola; detrás, unas casas; y sobrepuesto, a modo de timbre, la encalada ermita de san Roque y la explosión de unos fuegos de artificio. No conozco su autoría, pero sin duda se trata de un artista digno de ser tenido en cuenta. Debajo se señala que son “fiestas declaradas de interés turístico regional”.  Pues nada, del 14 al 18 de agosto habrá que estar presente y disfrutar del ambiente. Hace ya muchos años escribí cuando el cronista, o sea, servidor de ustedes, intentó cumplir con el avío de dar hábil cuenta del traslado de Larios y Darío (dos personajes de una novelilla) hasta la ciudad de Calatayud y la porfía de don Ciro, viajante de comercio, que asomó por la pensión mediada la mañana del día siguiente con el ojo derecho a la virulé y el traje de rayadillo henchido de lamparones. En agosto de 1975  el Sahara no estaba para bromas. El vespertino Informaciones describía con detalle el suceso de la calle Simó, en el melillense barrio de Corominas. Mientras, Calatayud hervía a borbotones entre pitos y flautas. En la Plaza del Fuerte un grupo de joteros de Alma de Aragón, sincronizados por Mariano Forns, bailaban el “Bolero de Caspe” sobre la caja de una vieja furgoneta Ford sin laterales y donde en las puertas de la cabina podía leerse: “Viuda de Benito Sánchez”. En un local medianil con Retales Baraza, en la Rúa, los responsables de la peña Los Que Faltaban anunciaban a bombo y platillo la gala de Los Sirex, y en otro local, anejo a la librería Casa Perruca pudieron ver la añagaza de la peña Euqor para la velada de Alicia y Nubes Grises. En el bar La Unión, frente a un retrato de Magritas pintado por Melendo, don Ciro, Darío y Larios volcaron a la andorga unos fardeles y sendas cañas de pajarilla de Ricla. Amanecía mansamente y una luna intratable y hosca asomaba su embozo de viernes por la breña de Bámbola.

No hay comentarios: