Hasta 1998, la ley no permitía a las instituciones
de la Iglesia Católica inscribir sus edificios de culto. A partir de entonces,
ya pueden hacerlo; acogiéndose a este derecho, numerosas diócesis han
solicitado la inmatriculación de iglesias, ermitas y edificios que consideran
de su propiedad. ¿A cuento de qué digo eso? Leo un correo electrónico del PSOE
del municipio de Terrer (Zaragoza) de 496 habitantes, según el Instituto
Nacional de Estadística en 2016, donde se ha presentado una moción el pasado
viernes y donde se muestra la intención de llevar a cabo un convenio con la
Parroquia para determinadas actuaciones, entre ellas la construcción de un
órgano en el interior de la iglesia parroquial de la Asunción con un coste de
95.085 euros, un plazo de ejecución de 10 meses y fabricado por Carlos M. Álvarez Ramírez, Organeros S.L.
en Villel (Teruel). Ignoro si, de llevarse a cabo el ambicioso proyecto, se cuenta de inicio con ayudas de la
Diputación Provincial o se recurrirá a suscripción popular. Ignoro, de la misma
manera, si esa iglesia parroquial está inmatriculada a nombre de la
Archidiócesis de Zaragoza o de la Diócesis de Tarazona. Porque, de ser así, el
órgano instalado no sería nunca propiedad del pueblo sino de la Iglesia. El grupo
socialista de Terrer se ampara en lo dispuesto en el artículo 42.2n de la Ley
7/1999 de 9 de abril de Administración Local de Aragón, y con el alcance que determina
la Ley de Turismo de Aragón, donde se pretende resaltar el valor histórico-artístico
de esa parroquia del siglo XVIII, a mi criterio sin especial interés salvo un
tramo de la torre con dos cuerpos diferenciados; el de escaleras y el de
campanas. La torre, en parte mudéjar, está inclinada y termina en un chapitel
de color azul. El órgano proyectado sería de estilo barroco, con caja neoclásica
fabricada en madera de pino, cañutería, teclado de 51 notas, fuelle y ventilador.
El cubano Carlos Manuel Álvarez Ramírez
goza de excelente reputación. A él se debe, entre otros muchos trabajos, la
reforma del órgano de la madrileña Iglesia
de San Ginés, y en Zaragoza la restauración del órgano de la parroquia de San Gil Abad. Me parece
interesante esa iniciativa socialista. Choca que no esté acompañada en su proyecto
por el Partido Popular, al que pertenece el alcalde. Luego, de llevarse a cabo
esa iniciativa socialista, habría que buscar a un “maese Pérez” que interpretase con aseo piezas de Antonio de Cabezón, Antonio Soler, Bach, Messiaen, Frescobaldi o Händel en las visitas turísticas guiadas. La idea es aceptable,
pero antes hay que asegurarse de no hacer el primo. No hay nada peor que la
sumisión consentida.
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