Hay noticias que me dan ojiplático. Según leo hoy en
El Correo de Zamora, el primer
teniente de alcalde de la Ciudad de Doña Urraca, Antidio Fagúndez, dice que Zamora necesita un campo de golf con
urgencia, al ser posiblemente la única capital de provincias que no lo tiene. Y
la colaboradora en ese diario, Carmen
Ferreras, remacha esa iniciativa del socialista Fagúndez, con el siguiente
argumento: “Podrá parecer una vanidad pero no lo es. ¡Cuántos congresos, de
alta joyería, de perfumería, de empresarios de distintos sectores se ha perdido
Zamora por no contar con un campo de golf!”. (…) “Recuerdo hace unos años, una
importante firma francesa de joyas que tenía previsto reunirse en la capital,
al final desestimaron la posibilidad, por no tener un campo de golf. Conociendo
a Osorio Pinilla, empresario
zamorano que siempre apuesta por su tierra, que a pesar de fuertes que sean los
vientos en contra, tira de y por Zamora, concluyo que el campo de Valderrey
será un éxito. Lo bendecirá el Cristo
titular de la ermita y a buen seguro que las cosas saldrán, y no solo para los
180 federados, sino para Zamora y los zamoranos, como Osorio ha soñado. Me
descubro ante este señor que, además, es un creador nato de puestos de trabajo”.
Ya el domingo 2 de diciembre aparecía en los medios zamoranos que Osorio
Pinilla, Gustavo de la Peña y Ángel Antón (hermano de Tomás Antón, jefe de la Policía
Municipal) se convertían en promotores de un campo golf de 9 hoyos en Valderrey
respaldado por el Ayuntamiento. En aquella reunión inicial, se abordaron los aspectos
técnicos del nuevo campo que se ubicará en una superficie de 29 hectáreas,
desde la Ermita del Cristo de Valderrey hasta el viaducto del tren de Alta
Velocidad. En fin, que me perdone Antidio Fagúndez, ese primer teniente de
alcalde zamorano con nombre de personaje de viñeta de “Trampolín”, pero a mi entender Zamora necesita algo más que un
campo de golf para salir de su crónico marasmo
y poder crear empleo. Cierto que el golf es deporte apto para cualquier edad,
pero no es igual pretender llevar factorías que generen desarrollo industrial
en esa zona de la España más deprimida que especular con unos terrenos para que
se muevan por el césped un ramillete de pijos. El césped, por si lo desconocen
sus promotores, necesita de mucha agua y este país, con la que está cayendo, no está para tonterías.
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