miércoles, 19 de diciembre de 2018

Nerva, solo de trompeta



Todavía estoy conmocionado con el asesinato de Laura Luelmo, esa joven zamorana, licenciada en Bellas Artes, que había marchado a Andalucía llena de ilusión por trabajar como profesora interina en un instituto de Nerva, la ciudad con pasodoble que tanto gustaba interpretar a la banda del maestro Tejera. Un pasodoble compuesto hace 95 años por  Manuel Rojas Tirado y donde el solo de trompeta siempre fue un referente en faenas bullangueras en cualquier plaza de toros. Pero no quiero salirme del tiesto. A mi entender, la prisión permanente revisable es necesaria en determinados casos. La cárcel no rehabilita a determinados individuos, sino todo lo contrario. Pero estos días, en los que he estado ausente, han ocurrido muchas cosas. Me da pena el Real Zaragoza. Se encuentra casi hundido en Segunda División y a los directivos del club  se les ha encendido la bombilla y han optado por el último recurso.  Han llamado a Víctor Fernández, “cirujano” de postín en cuestiones de fútbol para que obre el “milagro” de taponar la sangría y sacar al equipo del pozo en el que se encuentra. También el club deportivo ha presentado cuentas: unos beneficios de 1’7 millones de euros y una reducción de deuda neta a los  81 millones de los 140 que obligaron en 2011 a Agapito Iglesias a solicitar concurso voluntario de acreedores. Necesitaríamos otro  Francisco de Goya que retratase el momento actual español con realismo. Con realismo de bisturí, como diría Ángel Alonso Prieto, el autor de la “Oda a los palomares”: “Madre tierra, tierra madre, / olvida tu  nombre…”. La Navidad nos viste a todos de purísma y oro cuando deberíamos ir de catafalco y plata. ¡Ale, maestro!, que suene el solo de trompeta en el silencio mudo de la tarde gris. Es “La música callada del toreo”, que escribiera José Bergamín, en este silencio que puede cortarse. Todos somos Laura Luelmo, la muchacha ilusionada y llena de vida a la que la madre tierra le dará cobijo. Descanse en paz.

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