miércoles, 26 de diciembre de 2018

Lo importante es el respeto



Leo en El Correo de Andalucía que “CS presidirá el Parlamento y el PP el Gobierno andaluz con el apoyo de Vox”. Y en ese mismo diario aparece un artículo de Gabriel Ramírez, “¿Son unos fachas los votantes de Vox?”, que me ha hecho reflexionar. Señala Ramírez que “cuando apareció Pablo Iglesias en el escenario político español nadie quiso construir un cordón de seguridad alrededor de él o de la formación política que lidera. Si alguien levantaba la mano para decir que era simpatizante de Podemos no pasaba nada. Ni se le acusaba de ser un extremista, ni de ser malo para la sociedad española. Los simpatizantes de Podemos nunca tuvieron que ocultar lo que eran ni lo tienen que hacer ahora. Y el populismo de Iglesias es evidente, igual que lo es su extremismo de izquierdas. Vox irrumpe con fuerza en las instituciones y se convierte en el peligro público número uno en España. Por su extremismo y por su populismo. A todo aquel que levanta la mano para decir que es simpatizante de Vox se le señala y se le califica de facha, de fascista y de loco”. A mi entender, Vox es lo más parecido, salvando matices, a aquella primigenia Alianza Popular que lideró Manuel Fraga en los primeros tiempos de la Democracia. Vox no tiene nada que ver con Fuerza Nueva ni con Falange Española. Santiago Abascal, y así me consta, siempre estuvo en las filas del Partido Popular (durante mucho tiempo a la sombra de Esperanza Aguirre) y fue parlamentario entre 2004 y 2009.  Preside hoy una rama escindida del Partido Popular que siempre estuvo dentro de esa formación política. Vox y Podemos, como digo, son dos partidos extremistas, uno de derechas y el otro de izquierdas, que cuentan con un determinado número de simpatizantes y afiliados, y que se presentan legalmente en las urnas en las municipales, en las autonómicas, en las europeas y en las generales con mayor o menor fortuna. Eso es todo. Personalmente no pienso votar ni a uno ni al otro, pero debo reconocer que cualquier ciudadano tiene derecho a tener una ideología, guste o no guste al resto de los ciudadanos que votan otras opciones, todas ellas respetables.  El respeto democrático es la antesala de la libertad en todo Estado moderno.

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