jueves, 3 de febrero de 2022

Por san Blas, La Máscara verás

 


Es costumbre en la villa de Ateca (Zaragoza) que cada festividad de san Blas sea motivo para que, tras una misa, salga a la calle un bufón, conocido como La Máscara, provisto de un ropaje amarillo y rojo lleno de cascabeles colgantes, provisto de sable y escudo, que los niños intentan arrancar a lo largo de su recorrido hasta el cerro existente detrás de la ermita del santo. La víspera por la noche coincidente con la Candelaria, se saltan hogueras en la plaza del pueblo. Una vez que los atecanos han llegado al cerro, se procede a cantar “El puente de Alcolea”, que comienza de esta manera:

El general Novaliches
en Córdoba quiso entrar
y en el puente de Alcolea
le volaron las "quijás"...

Parece raro que a estas alturas del siglo XXI todavía se recuerde en un pueblo de Zaragoza unos hechos acaecidos el 28 de septiembre de 1868, cuando se produjo la batalla cordobesa en la que Francisco Serrano y los generales Caballero de Rodas, Izquierdo y Rey, derrotaron a las tropas leales a Isabel II mandadas por el Marqués de Novaliches, herido en la mandíbula, y que puso fin al reinado de la hija de Fernando VII. Ateca fue cabeza de Partido hasta 1965, pertenece a la diócesis de Tarazona y su nombre deriva del árabe “Atīqa”, que significa “antigua”. Sigue conservando la Notaría y Registro de la Propiedad. La villa de Ateca aparece nombrada en el Cantar de Mío Cid, en el Quijote de Avellaneda (tomo II) cuando Don Quijote tiene una disputa con el dueño de un melonar, y en el “Madoz”, tomo III (páginas 91 a 95)  del “Diccionario geográfico-estadístico histórico de España y su posesiones de Ultramar”. A unos 20 kilómetros de esa villa se encuentra el Monasterio de Piedra, el primer lugar de España donde los monjes del Císter cocinaron el chocolate a la taza. Se cuenta que uno de aquellos monjes, fray Jerónimo de Aguilar acompañó a Hernán Cortés en su viaje a Méjico en 1534, y que desde aquel lugar lejano envió al prior  Antonio de Álvaro cacao y la receta para cocinarlo a la taza con la incorporación  de azúcar, canela y vainilla. La niña que Velázquez plasmó en “Las Meninas” siendo infanta, Margarita Teresa, hija de Felipe IV, se casó con Leopoldo de Austria, emperador del Sacro Imperio Romano. Fue ella la que llevó su afición por el chocolate a la taza al Imperio Austro-Húngaro. En lo que respecta al Monasterio de Piedra, fue abandonado definitivamente por los cistercienses en el siglo XIX, tras ser expulsados en 1809, que fue convertido en  hospital. Sufrió tres desamortizaciones: la primera, durante la Guerra de la Independencia; la segunda, con Mandizábal; la tercera, con Madoz. Los retablos de su iglesia fueron repartidos en su mayoría por diversas parroquias de lugares cercanos a Calatayud. Finalmente, el Monasterio de Piedra se constituyó en sociedad anónima en abril de 1933 con sede en Nuévalos, con capital mayoritario de la familia Muntadas. Con anterioridad, en 1843, Pablo Muntadas Campeny adquirió los edificios conventuales y las fincas adyacentes por 1.250.000 reales mediante subasta pública. En 1867 se añadió la piscifactoría de truchas que hoy conocemos.

No hay comentarios: