miércoles, 2 de febrero de 2022

Chocolatera sin molinillo

 



Todo tiende a la estratificación. Muere Mónica Vitti, la actriz de nuestra juventud que no era precisamente de Vitigudino (cuyo nombre derivar de "Alvito Godinez", miembro de la corte del rey Ramiro II de León) sino de Roma.  También han pasado cien años justos desde que el irlandés James Joyce publicase el tostón “Ulises”, donde un judío irlandés, Leopold Bloom, se convierte en el protagonista de la novela a lo largo de 18 horas el 16 de junio de 1904. Consta de 18 episodios de muy difícil digestión, de un paseo que realiza Boom por Dublín que empieza a las ocho de la mañana, cuando Stephen Dedalus desayuna y su compañero Buck Mulligan  y con una bacía llena de espuma  dice aquello de “Introibo ad altare Dei “, como si el rito de afeitarse fuese el comienzo de una misa y se esperase la respuesta de un atildado monaguillo: “Ad deum qui laetificat iuventutem meam”, que en la novela nadie llegó a contestar. Conservo la tercera edición (1959) en rústica,  806 páginas, traducida por José Salas Subirat de acuerdo con otra versión de 1945, y otra de 1952, del mismo traductor (Santiago Rueda. Editor. Buenos Aires) donde se acompaña un extenso prólogo de Jacques Mercanton. Tal día como hoy, 2 de febrero, salió publicado. Recuerde el lector que Joyce había nacido el 2 del 2 de 1892, justo 40 años antes. Los españoles, poco dados a la lectura, siempre preferimos ver películas de Mónica Vitti y el teatro chino de Manolita Chen, aquella mujer que no era mujer sino un travestido, a la que le ofrecieron trabajo de albañil en Villanueva y Geltrú cuando no sabía leer ni escribir, que limpió pisos en Barcelona y que en El Rastro de Madrid se compró una peluca rubia y un traje de lentejuelas de segunda mano. Todo en esta vida queda superpuesto en capas dentro de un viejo baúl por donde, al abrir su tapa, afloran fotos color sepia, viejas cartas de amor no correspondido, una chocolatera con agujero en la tapa que alegró nuestra infancia (el molinillo de palo parece que se perdió) y una caja de cartoné con los “juegos reunidos Jeyper”.

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