Me entero de que la taberna “La Solía”, en Liaño, en Cantabria, propiedad del coctelero Óscar Solana, ha decidido cobrar
1,50 euros a todo aquel que decida permanecer en el local, sentado en una mesa de velador y sin consumir nada aunque vaya acompañado de otros que sí consuman.
Esta medida está pensada para aquellos grupos en los que solo algunas personas
de las que se reúnen deciden consumir, y ocupar, por ejemplo, una mesa para
seis clientes cuando solo consumen cuatro de ellos. Hay excepciones, como
cuando acuden unos familiares con hijos pequeños o un pariente muy anciano. La taberna “La Solía”, en Liaño (Cantabria) ha
decidido poner una solución a este problema. Veo acertada la medida disuasoria, dando por
hecho que no se trata de hacer negocio sino de concienciar a los clientes de
que a todos los establecimientos de hostelería se va para consumir. Encuentro peor que en
otros locales te informen al llegar del tiempo que puedes permanecer sentado
a la mesa, como sucede en las hamburgueserías que “Goyko”
tiene repartidas por España. Pero el que avisa no es traidor. El cliente, al
aceptar las condiciones sabe si decide o no entrar. Lo que nunca es de recibo
es que en la carta de algunos restaurantes omitan los precios de algunos platos
y lo sustituyan por la coletilla “según mercado”,
que es lo mismo que decir “facturaré lo
que me dé la gana”, o cobren por el uso del cubierto o por cosas que no has
pedido y que tampoco has probado. Distinto es que te cobren por una botella de un vino infame 150 euros si tal precio figuraba en la carta. Si lo has pedido, apechuga. En fin, como dice un conocido de barra, hay que saber
con quién te juegas los cuartos si no quieres morir en la folla. Por todos es conocido el motivo por el que
desaparecieron los viejos cafés. Podías pedir al camarero una pinta de cerveza, encender un cigarro "farias"
y permanecer toda la tarde apoltronado y caliente en un diván pensando en las musarañas, leyendo a Pemán en el ABC, o ensimismado mirando el trasiego de la puerta giratoria como el que ve llover. Las cajas registradoras sabido es que no están de adorno.
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