lunes, 23 de octubre de 2023

No es lo mismo ser hebreo que judío

 


Señala Pedro García Trapiello en un artículo publicado en el Diario de León, refiriéndose a la zapatiesta montada entre Israel y Hamás que “se pelea por los territorios, los recursos y el comercio que ahí pueda bullir. Lo demás es pantalla, adorno, disculpa y coartada”. Es una guerra de exterminio mutuo entre israelíes y palestinos, entre perros y gatos, al tiempo que Yahvé y Alá, se miran de reojo entre las negras nubes de la razón. Continúa García Trapiello añadiendo que “si a la palabra Tierra se le añade Santa se salsea el estofado con emociones mágicas y furiosas, aunque en este caso se corre el riesgo de invitar a escena al otro acreedor sentimental de estos escenarios: el cristiano católico, ortodoxo o protestante que no lo hará como lo hizo físicamente en las Cruzadas ocupando, matando y gobernando algún tiempo los Santos Lugares, sino emitiendo juicios cuasidivinos”. Lo que está aconteciendo en Oriente Próximo no es nada nuevo bajo el sol. La Franja de Gaza está bloqueada y asaltada por los misiles israelíes.  Pero los judíos tiene otros enemigos en el Líbano: Hezbolá (Partido de Dios), la fuerza militar no estatal y respaldada por Irán más poderosa del mundo. La situación es angustiosa y podría empeorarse y ser causa de un segundo frente de batalla. Paradójicamente, Hezbolá apoya a Bashar al Assad, mientras Hamás quiere derrocarlo. Bashar al Assad tomó el control de Siria tras doce años de guerra, 600.000 muertos, un millón de heridos y 10 millones de desplazados. Estados Unidos  y la extrema derecha europea le despaldan pese a estar acusado de graves crímenes de guerra. La ultraderecha europea está convencida de que gracia a ese sátrapa  se salvó al Cristianismo en Oriente Próximo y que es el único mandatario que se enfrenta al sionismo, que logró establecer un Estado autoproclamado judío en Palestina en 1948. Pero no deberían mezclarse churras con merinas. Habría que hacer varias distinciones. No es lo mismo ser hebreo que judío. Según la Biblia, al nómada hebreo Abraham Yahvé le ofreció la Tierra Prometida en Canaán (el actual Israel y Palestina) y le ordenó sacar a los hebreos de Egipto. Por el contrario, un judío es un habitante de Judea, región de la tribu de Judá (cuarto hijo de Jacob), al sur de Jerusalén (siglos XII y XI a.C.). Hebreo viene de “hivri”, que significa la gente que vive del otro lado del río Jordán. No hay que olvidar que las Doce Tribus se agruparon en dos reinos tras la muerte de Salomón: al norte Israel y al sur Judá, y solo este último siguió siendo fiel a la Casa de David. Pero la verdadera dispersión inicial de aquellas doce tribus fue debida a la invasión de los filisteos.

 

No hay comentarios: