Observo muchas filas en las calles de Zaragoza para adquirir décimos de lotería de Navidad, la última esperanza del pobre de enganchar con algo de suerte un pellizco en la pedrea. La lotería es una forma como otra cualquiera de pagar impuestos indirectos sin asomo alguno de amago de iracundia. Pagas al Fisco si te toca un premio respetable y, también, cuando solicitas el décimo en ventanilla. Pero sarna con gusto no pica. España se ha convertido en un país de ludópatas, de camareros y de funcionarios holgachones. De ludópatas por mor de la afición, de camareros por ser la hostelería primera industria española, y de funcionarios holgachones, de carrera y sin carrera, por la necesidad de asegurar el chusco cuartelero, el que besaban nuestros abuelos cuando se caían al suelo, el que está presente en el paternóster (panem nostrum quotidianum da nobis hodie). Lo de perdónanos nuestras deudas, que viene a continuación, ya es harina de otro costal. El “et dimitte nobis debita nostra” (como diría el cura Merino, alias El Piti, aquel endemoniado agustino magro de carnes que impartía clases de latín) no cuela en el “modelo 100” de la Declaración del IRPF diseñado por la Agencia Tributaria ni en el pensamiento del ministro de Economía, Carlos Cuerpo Caballero, que nada tiene que ver con el Cuerpo de Cristo, ni con el de la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, licenciada en Medicina y Cirugía por la Universidad de Sevilla, que sabe contar y hasta llamar por su nombre a cada uno de los 202 huesos que tenemos en el cuerpo serrano y los maravedíes calderilleros reflejados en nuestra exigua nómina. Aquí, de perdonar, nada, ni un ochavo de onza de acuñación borrosa, de aquellos con los que pagaban la estancia y la pitanza los viajeros de diligencias en los ventorrillos. En fin, sin más introito dejo a la consideración del lector lo aquí expuesto en esta cueva de los vicios, o cuesta de los ciegos, que uno ya no sabe a qué carta quedarse ni a qué ventanilla enfrentarse para tratar por dar solución a una minucia administrativa por la que sale una seca voz diciendo "vuelva usted mañana", como en los tiempos de Larra. Que tengan un buen fin de semana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario