Muñoz Seca, que estás en los cielos...
A ver si nos
entendemos. Que Alfonso Ussía
manifieste, como hace en muchos de sus artículos, el cariño que sentía por su
abuelo, don Pedro Muñoz Seca, al que
no llegó a conocer, le honra. Yo también presumo de haber tenido dos abuelos
entrañables, a los que sí conocí, y me encanta recordarlos. Eran completamente
distintos y esa singularidad les enriquecía. Ambos están muertos y los sigo
recordando. Por eso entiendo que Alfonso
Ussía se emocione cuando recuerda a su abuelo materno, pese a no haberlo
conocido. Doy por hecho que algo parecido le sucederá a su primo carnal Borja Cardelús, autor prolífico como
novelista, divulgador de la naturaleza y medio ambiente, y editor de interesantes
documentales. Su libro “Fugitivo” (Planeta, 1993) con ilustraciones de Manuel Sosa, es un canto a la
Naturaleza, donde afirma el amor que siente hacia el lobo, tan perseguido en el
medio rural, y al que le hace protagonista de su propia historia. Pero Borja
Cardelús, que a mí me conste, no se pasa el día escribiendo sobre su abuelo
como hace su primo, anclado en el pasado con una fijación casi patológica. Pues bien, cada 28 de noviembre, Alfonso Ussía,
acostumbra a escribir un artículo, una especie de homenaje-funeral, en recuerdo
de su abuelo, fusilado tal día como hoy de en 1936 en Paracuellos de Jarama.
Muñoz Seca fue detenido en Barcelona junto a su mujer, Asunción Ariza. Ambos se hospedan en la pensión que en la calle
Lauria, número 24, que regentaba la madre de la actriz Lina Santamaría. Según afirmaba Pedro Sáinz Rodríguez fueron delatados por un actor de su compañía,
Avelino Nieto y, en consecuencia, el
30 de julio fueron a detenerles a la pensión ese actor y dos milicianos.
Estaban ausentes, paseando por las Ramblas. Allí les detuvieron. El día 17 de
julio había estrenado en el Teatro
Poliorama su obra “La tonta del rizo”.
El día 25 de ese mes, y por motivos
que desconozco, fue cesado de su trabajo en el Cuerpo de Técnicos de Seguros,
con la categoría de jefe superior de administración. En el calabozo de
Barcelona coincidieron con otro escritor detenido, Jacinto Benavente. El día 7 de agosto se produjo el traslado a
Valencia, después a Madrid, y fueron
encerrados en los calabozos de la Dirección general de Seguridad. El día 12 él
fue trasladado a la cárcel de san Antón, donde había 793 reclusos. Su mujer había
quedado en libertad al ser cubana. Se cuenta
que a los cuatro días de ser ingresado, intentó romper el lúgubre silencia de
los presos con un chascarrillo, pero se le truncó en los labios. El auditorio
no estaba para bromas. Ya solo salió de la cárcel para ser fusilado. Ese es el
final del cuento. Pero hoy, en El Debate,
Ussía, y a eso iba, agranda la figura de su abuelo a la altura de los libros de
caballerías, y escribe: “Su fe indesmayable se traduce en su inminente
proclamación como mártir y beato de la Iglesia Católica”. De paso, aprovecha
para arremeter con furia contra Rafael
Alberti. Señala textualmente: “Vicente
Alberti, hermano de Rafael Alberti, y gran amigo de la familia, que se
había interesado con persistencia por la situación de don Pedro, recibió, al
fin, el 28 de noviembre por la noche, la llamada de su hermano Rafael.
«Vicente, deja de dar la murga por Perico Muñoz-Seca. Hoy por la mañana lo
hemos matado». Rafael Alberti y María
Teresa León, habían ocupado el palacete de los condes de Heredia-Spínola,
en el número 7 de la calle del Marqués del Duero, y allí organizaban sus
saraos. El 28 de noviembre, por la tarde, la fiesta fue de tronío, con botellas
de 'Champagne', vodka y caviar revolucionario soviético. Informó de la fiesta Eduardo de Guzmán en El Heraldo de
Madrid, y lo recuerda Julio Merino
en su libro ‘El Viacrucis de los
Escritores Españoles’, editado por JM,
Córdoba, en 2017. La fiesta del 28 de noviembre se celebró en honor de las
Brigadas Internacionales, y los tres invitados especiales fueron el embajador
de la URSS, Illiá Ehrenburg, y el
Gran Comisario de Stalin en Madrid, Mihail
Koltsov. También asistieron el General soviético Kléber, el húngaro Maté
Zalka ‘Lukacs’ y el dirigente comunista francés André Marty. Y Alberti leyó su poema a las Brigadas Internacionales”.
Al grupo –según Ussía- se añadió Santiago
Carrillo. Como colofón al relato, Ussía hace referencia a una Tercera del diario ABC escrita por Cayetano Luca de Tena, titulada 'Recuerdo de Don Pedro Muñoz-Seca'. Ese
mismo artículo de Luca de Tena ya fue reproducido por Ussía en otro suyo, que
tituló “Lágrimas correspondidas”, publicado
en El Debate el 1 de octubre de 2022.
Ussía, como puede fácilmente comprobarse, repite más que el ajo. No hace falta
que nos recuerde que los “mártires de la
Cruzada”, los que merecen estar en los altares, son solo los afectos al
bando rebelde; y que los republicanos fueron inicuos, sin redención posible.
Hay algunos ‘hombres de bien’ que
afirman que los rojos hasta tenían rabo de siete colas. Merecen el fuego
eterno. ¡Qué menos…!
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