lunes, 25 de marzo de 2013

Cifuentes y las algarabías





Cristina Cifuentes, delegada del Gobierno en Madrid, pone el grito en el cielo  y acusa a la portavoz de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, Ada Colau, de “apoyar” a grupos proetarras. A Cifuentes le gustaría que la PAH aclare cosas que a ella “no le gustan nada”, como “el hecho de que Stop Desahucios apoyara explícitamente una manifestación a favor de los presos de ETA”. Si les digo la verdad, a mí tampoco me gusta nada Cristina Cifuentes ni tampoco los métodos que utilizan las Fuerzas de Seguridad del Estado, a las órdenes de esa mujer, en sus cargas a porrazo limpio desproporcionadas contra los manifestantes, o sea, contra los ciudadanos que la mantienen. Apoyar a Bildu, que yo sepa, no constituye en modo alguno nada que se le parezca a apología del terrorismo. Bildu es una  coalición electoral española de ideología independentista vasca formada por los partidos Eusko Alkartasuna y Alternatiba (sic), las agrupaciones Herritarron Garaia y Araba Bai, y otros independientes abertzales y de izquierda. Y Sortu es un partido político español cuyo ámbito de actuación son las comunidades autónomas del País Vasco, Navarra y  Euskal Herría (País Vasco francés). Tanto Bildu como Sortu son legales. Por otro lado, decir, como ha dicho Cifuentes, que  “la lucha callejera –refiriéndose a las manifestaciones en contra de los desahucios- llega  casi a la “kale borroca” es una exageración. Los ciudadanos, auténticos soberanos en una Democracia Parlamentaria, tienen todo el derecho del mundo a manifestarse por todo aquello que consideren injusto. Pero, claro, a Cifuentes, a Rajoy y a todo el conjunto de su Gobierno les gustaría más que los ciudadanos votasen cada cuatro años, a ser posible al PP, y luego se encerrasen en casa a ver partidos de fútbol o el impresentable programa de Jorge Javier Vázquez en “La Cinco”. Cifuentes no comprende qué de repente el “acoso” –se debe referir a lo de Pons- se centre exclusivamente en políticos del Partido Popular. Cifuentes no acaba de entender, digo, lo que una vez dijo Ussía: “Madrid se ha convertido en un inmenso campo de fútbol donde juegan diez equipos con veinte balones”, cuando hizo referencia en septiembre pasado a que en Madrid se produjeran once manifestaciones en el mismo día.  Pues nada, si esa mujer tampoco entiende eso, que se dedique al amigurumi, que es una técnica de origen japonés que consiste en tejer pequeños muñecos de croché. Todos ganaremos.

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