No estaría mal reducir el número
de Comunidades Autónomas a trece, si hacemos caso al catedrático de Derecho
Administrativo de la Universidad
Complutense, Tomás Ramón Fernández. Sería un modo de operar
la hernia discal de esta España vertebrada que nos duele a todos los españoles
por sus derroches manifiestos. Lo que sucede es que el número trece es un
número gafe, como bien pudimos comprobar los españoles con el abuelo del rey
Juan Carlos. Es lo que se conoce como triscaidecafobia. El trece
es el número que tiene la
Muerte en la baraja de tarot y es el número evitado por las
compañías Iberia, Alitalia y Copa Airlines para los asientos de sus aviones. De
la misma manera, el Apolo 13 tuvo fallos en pleno vuelo y fue necesario el aborto
de su misión. Hay más coincidencias nefastas con el número trece, pero lo
dejaremos ahí. Tomás Ramón Fernández entiende, y a eso iba, que “el
Estado de las Autonomías se nos ha ido de las manos y con él se ha volatilizado
también el crédito internacional”. Según
él, estas autonomías serían: Galicia, País Vasco, Cataluña, Navarra,
Aragón, Castilla la Vieja
(Santander, Burgos, Logroño, Soria, Valladolid, Palencia, Segovia y Ávila),
Castilla la Nueva
(Madrid, Toledo, Ciudad Real, Cuenca, Guadalajara y Albacete), la Comunidad Astur-Leonesa
(Asturias, León, Zamora y Salamanca), Extremadura, Andalucía, Comunidad
Valenciana y Murcia, Canarias, y Baleares. Y así ha quedado plasmado en su
informe “La España
de las Autonomías: un Estado débil devorado por diecisiete
estaditos", presentado ayer junto con el exministro de Administración
Territorial Rafael Arias-Salgado y el presidente de la Fundación Transición
Española, José Luis de Zavala.
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