miércoles, 13 de marzo de 2013

El cónclave



A ver si con tanto perclorato de potasio, antraceno y azufre para conseguir la “fumata nera”, o  clorato de potasio, lactosa y colofonia, para lograr la “fumata bianca”, se pega fuego la Capilla Sixtina o se ennegrece el Juicio Final de Miguel Ángel. Eso de poner estufas para que los católicos sepan si sale humo negro o humo blanco por la chimenea parece cosa de otros tiempos. Eso sin contar con el tufo que pueda desprenderse por una mala combustión y termine por dejar fuera de juego a la Paloma Blanca que sobrevuela sobre los solideos para ayudarles en la difícil tarea de elección a los 115 cardenales. Porque Tufo es uno de los 119 municipios de la provincia de Avellino, en la región de Campania, pero tufo es, también, la emanación gaseosa que se desprende de las fermentaciones y de las combustiones imperfectas de los braseros y las estufas. Bastaría conque  la Iglesia Católica se adaptara a los tiempos modernos y pusiera un semáforo con tres luces, una verde, otra roja y una tercera de color ámbar en el tejado. Si la luz permanece verde, no hay papa; si la luz se cambia a roja, sí. Y si la luz vira al ámbar, sí pero no, o sea, “no va más”, dicho sea en el lenguaje del croupier, con las apuestas en la Plaza de San Pedro. Los cónclaves necesitan de dos tercios de los votos para alcanzar su objetivo. Por tanto, ahora se necesitan 77 votos para que salga el sucesor de Ratzinger, que hará el número 266 de la historia de la Iglesia. Haciendo cábalas y sumando los tres dígitos de 266 da el número 14. Lo mismo sucede si sumamos los dos dígitos de 77. Así que mañana puede ser el día señalado para el “humo de pajas secas”, que era el material que antes se utilizaba para conseguir la fumata blanca. La profecía de san Malaquías señala, por si sirve de algo, que el sucesor de Benedicto XVI será Petrus Romanus. Ratzinger fue denominado como Gloria Olivae (La gloria del olivo) nacido y bautizado un sábado de gloria. Tomó el nombre de Benedicto y los benedictinos tuvieron una rama llamada “olivants”. El nuevo Papa podría ser el camarlengo Tarsicio Pietro Evasio Bertone, nacido en Romano Canavese. Por eso podría ser Pedro el Romano, o Pedro II, nombre del discípulo de Cristo que ningún papa se ha querido poner hasta ahora. Lagarto, lagarto…

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