Me entero de que Aragón tiene
alrededor de 200 pueblos abandonados. En este sentido, cuenta hoy “Heraldo de
Aragón” que “Cristian Laglera, un
aragonés que 'colecciona' pueblos abandonados en su página web, ha contabilizado, documentado y fotografiado
hasta 175 en la provincia de Huesca, la más afectada por este problema. En la
provincia de Teruel, según un reciente estudio realizado por un grupo de
investigadores de la
Universidad de Valencia, la despoblación ha vaciado 27
pueblos en los últimos 75 años, sobre todo en las comarcas de
Gúdar-Javalambre, Sierra de Albarracín y Maestrazgo”. En cierta ocasión le escuché al profesor
Antonio Beltrán Martínez que Zaragoza capital duplica su número de habitantes
cada 50 años. Pero cuando Beltrán hizo tales afirmaciones nuestras
circunstancias económicas eran favorables. Al margen del gran esfuerzo
documental que está haciendo Cristian Laglera Bailo, donde relaciona por orden
alfabéticos todos esos pueblos oscenses abandonados (desde Abellada hasta Yosa
de Garcipollera), no hay nada mejor que consultar el “Madoz” para poder comparar los censos de población
en 1850 en cualquier municipio de la geografía española con los actuales. En la
actualidad, de acuerdo con los datos del Instituto Nacional de Estadística,
España está perdiendo población por primera vez desde 1939. Según Alejandro
Macarrón Larumbe (“Expansión”, 28.7.11), “acabamos de entrar en una espiral
demográfica depresiva que nos lleva a muy mal puerto: un país más y más
envejecido, una población menguante, una economía lastrada por la demografía y
un desierto afectivo en una sociedad sin apenas hijos, hermanos, tíos, primos”.
Ya “El País”, en febrero de 2010, contaba en sus páginas que “casi 900 pueblos
han desaparecido en los últimos 15 años. (…) El riesgo de que continúe esta
tendencia es elevado, según el INE, sobre todo en el noroeste de la península.
El 84% del territorio es rural, pero solamente aglutina al 17% de la población”.
Se sabe que la pirámide poblacional en España se ha invertido completamente.
Este país está abocado a la despoblación, a la pobreza generalizada (si la caja
de la Seguridad Social
se rompe) y al envejecimiento. Dentro de
cinco años el saldo entre nacimientos y defunciones será decreciente y, de no
remediar esta situación, nuestro país terminará siendo un páramo con dudoso
crecimiento económico, ciudadanos iracundos y lleno de cementeros.
1 comentario:
Muchas gracias por la cita, muy interesante la entrada.
Un saludo.
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