viernes, 1 de marzo de 2013

Sentimientos y leyes





Ya lo saben: “Si los mecanismos de defensa del orden constitucional no funcionan, por acción u omisión, entonces...”, entonces ¿qué?  Juan Chicharro, general en la reserva debería haber terminado la frase el pasado 6 de febrero en el debate Fuerzas Armadas y ordenamiento constitucional”, celebrado en el salón de la Gran Peña, de Madrid,  y no dejarla en puntos suspensivos. Sin embargo, estoy de acuerdo con ese militar de carrera en una cosa: en que el concepto de patria es anterior al de la Constitución.  La patria es la tierra que está ligada a una persona por vínculos afectivos, jurídicos o históricos. Es decir, la nación. Por ejemplo, si yo he nacido en Zaragoza, soy zaragozano de nación y si he nacido en Toro, provincia de Zamora, seré toresano de nación. Y a ese territorio, a la “patria chica”, nos sentimos ligados por vínculos afectivos que otorgan una identidad y sentido de pertenencia. Yo no sé si el general Chicharro afirmó que “la patria vale más que la democracia”. No estaba presente en el acto y me fío de lo que he podido leer  en “El País” y en “La Vanguardia”. Lo que sí le puedo atestiguar al general Chicharro es que muchos ciudadanos españoles tuvieron que huir de su patria, es decir, de España, coincidiendo con el final de la Guerra Civil y el triunfo de los fascistas. Muchos de ellos sirvieron a la Democracia como miembros activos de la Resistencia. Otros muchos, por desgracia, terminaron sus días en campos de exterminio. Y que, en la reunión de Hendaya, Hitler le comentó a Francó el problema que había con los españoles en la diáspora. Y Franco, frío como el hielo, le contestó que españoles sólo eran los que estaban en España. Y aquellos españoles, que habían luchado en Guerra Civil española y más tarde en la Resistencia francesa, fueron considerados apátridas y nunca  se les devolvió la nacionalidad que se les había robado. Los militares en España están a las órdenes del Poder Civil y los “patrioterismos” al estilo de Pavía, del espadón Miguel Primo de Rivera, del general Sanjurjo o de Jaime Milans del Bosch,  terminan en dictadura militar o  en triste astracanada. Según Chicharro, “el patriotismo es un sentimiento y la Constitución no es más que una ley”. En efecto. Los sentimientos son siempre el resultado de las emociones y necesitan de una razón para lograr un estado de satisfacción y equilibrio, pero el respeto a la legalidad vigente es imprescindible en un Estado de Derecho.

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