jueves, 21 de marzo de 2013

Tiempo de penitencia




A propósito de lo que está sucediendo en España, Pablo Sebastián pone el dedo en la llaga cuando declara que “los medios de comunicación españoles están llenos de problemas y malas noticias españolas de toda índole, desde la corrupción a la incapacidad del Gobierno”. En este sentido, Sebastián recuerda a los lectores de “República. com” que fue Aznar el que nombró líder del PP a Rajoy, además de sucesor. Aznar, “al meternos de bruces en la mentirosa guerra de Irak y en las mentiras del 11-M nos ‘regaló’, de puro rebote, a Zapatero, y luego a Rajoy a quien conocía muy bien y con el que trabajó durante muchos años”. Pero el Gobierno que preside Rajoy  es un puro dislate. Y Sebastián, ante este panorama, se pregunta: “¿En qué manos de  estamos?”.  Pone varios ejemplos muy recientes. Veamos: “Ayer acaba de decir Rajoy que tiene que cambiar sus previsiones económicas, formuladas hace pocos días en el debate de la nación, para este año porque ya no le salen las cuentas. (…) ¿Cómo pueden decir Rajoy y De Guindos que se oponen a la confiscación de los ahorros en Chipre cuando España aprobó en el Eurogrupo semejante disparate? Y ¿cómo añade De Guindos que en España nunca habrá un corralito, en el mismo día en el que Montoro, en plena crisis chipriota, anuncia una impuesto para los depósitos de los bancos? (…) ¿Quien presidía el PP cuando Bárcenas les pagaba sobresueldos con dinero negro -según lo publicado por el diario ‘El País’- incluso a dirigentes populares que se sentaban en el Gobierno de España?”. Aznar, que ahora ve los toros desde la barrera de sombra,  liberalizó el suelo, puso los pies sobre la Mesa Oval en Washington como si fuera Popeye frente a un bote de espinacas, se hizo la foto en las Azores más galán que Mingo y nos metió en una guerra, la de Irak, de la que por suerte pudimos salir a tiempo gracias al “regalo” inesperado del Señor de la Ceja, que así se lo había prometido a los electores consciente de que no iba a ganar las elecciones generales ni poniéndole una vela a san Judas. ¿Y Rato? Ah, no sé, por ahí anda…

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