El diario El País le hace una entrevista a
Francisco Gómez, que es la coca-cola del Ron, es decir, el consejero delegado
del Banco Popular, después de haber presentado resultados (170 millones en el
primer semestre). Leo atentamente. A la pregunta de Iñigo de Barrón: “El
ministro de Economía compara la recuperación con una flor de invernadero”,
Gómez responde: “Hay síntomas buenos, como el turismo, pero hay que ser
moderadamente optimistas”. Toco madera y me agarro a las orejas del sillón. Si
la recuperación de este país depende del número de turistas que nos visiten,
apaga y vámonos, salvo que el futuro de España esté destinado a ser un país de
camareros y de echadoras de cartas. Un poco más adelante, Gómez cuenta que
“tenemos un sistema financiero muy sólido, muy solvente y de los más
capitalizados de Europa”. Bueno, puede que así sea, pero se olvida añadir que
ello se debe al “rescate” europeo a la banca española por medio del FROB y que
acabaremos pagando todos los ciudadanos en beneficio de bancos y cajas, donde
incluyo al Banco Popular, quienes cegados por la avaricia, no supieron prever
las consecuencias de la burbuja inmobiliaria. Gómez dice al entrevistador que
“seguimos volcados con las pymes, los comercios, los autónomos y las familias
para darles el mejor servicio. Es nuestro compromiso”. Vamos, esa respuesta me
recuerda aquel eslogan de una determinada entidad de ahorros, cuyo nombre
omitiré por sentir vergüenza ajena, cuando en su publicidad se decía: “nunca
hubo un interés tan desinteresado”. ¿Está seguro Gómez que las pymes, los
comercios, los autónomos y las familias están recibiendo créditos de los
bancos? Ayer ese mismo señor declaraba en “El Mundo”: “Daremos créditos pero
con prudencia, ante el entorno complejo”. Francisco Gómez debería llamarse
Francisco Alegre ¡y olé!, Francisco Alegre ¡y olá!, yo estoy rezando por él con
la boquita cerrá. Pero volvamos a “El País”. A la pregunta: “¿Cree que el
Gobierno tiene una actitud contraria a los bancos, como dicen algunos?”, la
respuesta no pudo ser más contundente: “No. El Gobierno gobierna y ejerce su
acción legisladora”. Aquí, Gómez ha tenido un lapsus. La mayoría absoluta en
las dos Cámaras a favor del PP no significa que el Gobierno ejerza su “función
legisladora”. Este consejero delegado del Banco Popular, o del Pim, Pam, Pum,
se ha hecho un lío con la separación de los tres poderes y ya no sabe si el
Gobierno es el que legisla, el Parlamento el que ejecuta y el Poder Judicial el
que tiene que bailar con la más fea la pieza más larga. Francisco Alegre y Olé
todavía no sabe si este año cobrarán dividendos los accionistas. No sé, a mí me
da que un banco que no permite “cortar el cupón”, como se decía antes a lo que
ahora es “deuda anotada”, sin títulos físicos, no me interesa como inversión,
por más que hace seis meses se hiciera una ampliación de capital de 2.500
millones de euros y que en junio pasado esa entidad bancaria practicara un
“contrasplit” (de 1x5) para que,
psicológicamente, diera la sensación de que tenían más fuerza los
títulos en el Mercado de Valores. Estos días las acciones del Popular suben en
Bolsa. ¿Seguro que no asoma la punta de la alargada sombra de Caixabank como si
fuera la sobra de Belfegor? Él afirma que no, que seguirán siendo
independientes. Mire, Gómez, tome nota: tras finalizar “Diamantes para la eternidad”, Sean Connery aseguró a su esposa que no
volvería a interpretar al agente británico James Bond “nunca
jamás” y ella le replicó: “Nunca
digas nunca jamás”. ¿Se ha enterado bien? Pues, ¡hala!, espabilando, que
es gerundio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario