Esas cosas pasan cuando un partido político, el PP, para poder gobernar
una Comunidad necesita la ayuda de otro partido, en este caso el PAR que es una
charnela que chirría en todas las puertas. En este caso es Luisa Fernanda Rudi
la que está en manos de José Ángel Biel. Y éste, Biel, que ya exigió en su día
presidir las Cortes de Aragón, reclama a la presidencia de la DGA 46 millones de euros (el
1% de los Presupuestos) para las comarcas, otro invento de este hombre, que
pretendió y hasta consiguió hacer un Plan de Comarcalización para Aragón como
si esta región necesitase una división territorial a pequeña escala como la que
se hizo en España en 1833 por parte de Javier de Burgos a instancias de
Francisco Cea Bermúdez, líder de un gobierno que sólo duró tres meses.
Entonces, Javier de Burgos no tuvo que
exprimirse mucho la sesera. Dejó todo como ya estaba antes, o sea, en 1822,
aunque suprimiendo las provincias de Calatayud, Bierzo (que entonces se
escribía con uve), Cartagena y Játiva. En Aragón, por el Decreto Legislativo
1/2006 de 27 de diciembre, se aprobó un texto refundido de la Ley de Comarcalización de
Aragón. El resultado fue que cada comarca tenía un municipio en el que se
establecía su capitalidad. Y en esas capitalidades fue donde comenzó el
“mangoneo” de traspasos económicos, los medios materiales y los escudos y
banderas, por el Decreto 355/2002 de 19
de noviembre. Ya teníamos el Aragón vertebrado, pero con un monstruoso
esqueleto hecho conforme a los deseos de
Biel y del Partido Aragonés, y mediante unas leyes que habían comenzado con la Ley 9/2000 de 27 de diciembre,
por la que se creaba la
Comarca del Aranda, y se terminaba con la Ley 13/2003 de 24 de marzo con
la creación de la Comarca
del Jiloca. Total, 32 leyes para 32 comarcas, con sus correspondientes
edificios, sueldos y coches en cada una de sus cabeceras destinados a
determinados ciudadanos de “la cuerda” colocados a dedo, o al estilo con el que
se llevaron a cabo las direcciones de las empresas públicas, muchas de ellas
sin actividad. Y ahora, cuando no hay dinero para Sanidad, Educación y Servicios Sociales,
el Gobierno de Aragón, en boca del consejero de Presidencia y Justicia, Roberto
Bermúdez de Castro, reconoce que “es complicado ajustar los 46 millones de
euros que reclama el PAR para “política municipal y otras materias”, sin
aclarar muy bien para qué se quiere disponer de ese dinero. Ni Biel lo explica
ni los ciudadanos lo entendemos. Aragón es una Comunidad Autónoma en la que los
parlamentarios, cada vez que deben ir al Palacio de la Aljafería cobran
abultadas dietas aunque tengan su residencia fijada en Zaragoza. ¿Alguien
conoce mayor desfachatez?
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