Mientras los Príncipes de
Asturias visitan América del Norte para tratar de vender la marca España
allende los mares, otro príncipe, el príncipe Carlos de Inglaterra visita la India para celebrar su 65
aniversario. Es como el primer viaje del Imserso de un príncipe a la espera de
ascenso y que acaba de entrar en la edad de jubilación. “El heredero al trono
británico -cuenta hoy el ABC- ya disfrutó ayer de su primer regalo,
deleitándose con una sesión de spa
especializado en terapias naturales, como los baños de aceite para aliviar el
estrés”. Ignoraba que el príncipe Carlos tuviese estrés, esa reacción fisiológica que puede provenir de
cualquier situación o pensamiento que le hace al que lo padece sentirse
furioso, frustrado o ansioso. Más o menos, la situación de estrés es lo que les
sucede a los filipinos tras el paso de “Yolanda”, o a los trabajadores de
limpieza de Madrid, a los que Botella no da solución por su incapacidad
manifiesta y que van a ver reducido su sueldo hasta los 600 euros mensuales
para que con esa cantidad paguen el alquiler de su casa, los gastos fijos y
coman, si queda algo de la partida de gastos generales, algún arenque en
salazón, o a los jubilados, a los que se les recorta la mísera pensión con la
que mantienen a parte de su parentela. Mientras, como decía, los Príncipes de
Asturias, acompañados por García-Margallo, el presidente de Baleares, Bauzá, y
un rabo de periodistas, visitan la tumba de fray Escoba en California, un
Estado de la Unión
que tiene el mismo PIB que España, o sea, el país donde ellos principean.
Mañana, Carlos de Inglaterra estará en Colombo, capital de Sri Lanka, para
representar a la Reina Isabel
II en la cumbre bianual de jefes de Estado y de Gobierno de la Commonwealth. Los
Príncipes de Asturias, acompañados de su séquito, marcharán el domingo a
Florida para conmemorar el V centenario del desembarco de Ponce de León en
Miami, cerca de Cabo Cañaveral, donde buscaba la “fuente de la eterna juventud”
de acuerdo con la leyenda de Cíbola y las Siete Ciudades de Oro; y donde, pie
en tierra, reclamó toda esa tierra conquistada para la Corona de Castilla. Pero
Ponce no encontró esa fuente de la eterna juventud, sino que recibió un
flechazo, no sabemos si de apalches, calusas o matacumbes, que le dejó fuera de
juego en pocas horas. Su tumba se encuentra en la Catedral de Viejo San
Juan, de Puerto Rico. Carlos de
Inglaterra es consciente de que no reinará. Y el Príncipe de Asturias, ya
veremos. La marca España, en cualquier caso, será de difícil venta mientras en
este país existan 6 millones de desempleados y se sigan manejando las actuales
cifras de hambruna por parte de Cáritas. Conque mejor será que los españoles
sigamos pensando que los mejores vendedores de la marca España en los Estados
Unidos son Penélope Cruz, en California y Julio Iglesias, en Florida, con el
añadido del 21% de IVA. Lo de fray Junípero Serra y lo de Ponce de León, como
las novelas del padre Coloma, quedan bien para los tenderetes de la Cuesta de Moyano.
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