Todo un gesto, que se agradece,
la ayuda prestada por La Caixa al Albergue Municipal de Calatayud, con la
entrega de 9.000 euros para comedor social de esa Ciudad. Debería tomar nota
Ibercaja, que recientemente absorbió a Caja Inmaculada, y hacer lo propio. El
alcalde bilbilitano, José Manuel Aranda, ha manifestado que “la Caixa es la única entidad
financiera que en la actualidad colabora a través de su obra social con el
Ayuntamiento de Calatayud”. Esas palabras del Alcalde, deberían llenar de
vergüenza a Amado Franco, actual presidente de la Institución aragonesa, una vez
sabido que el actual Ibercaja Banco recibió la totalidad de la actividad financiera
de Ibercaja a partir del 26 de julio de 2011, día en que la
asamblea aprobó la creación del nuevo
Banco, convirtiéndose, a partir de esa fecha, en la accionista al 100% de la
nueva entidad. Y en aquella asamblea se dejó claro que los dividendos generados
revertirían en la obra social. A mi entender, dentro de las obras sociales que
dedica Ibercaja, que no son pocas, sería deseable dar prioridad absoluta a creación de centros de
día, proveer ayudas a ciudadanos con riesgo de exclusión social,
proporcionando becas a estudiantes o, como ahora ha hecho La Caixa en Calatayud, creando
comedores para tratar de mitigar en la
manera de lo posible la tremenda crisis económica que se cierne sobre los
ciudadanos, en gran parte como consecuencia de la avaricia de los bancos y de
la mala gestión de buena parte de las cajas de ahorro puestas en manos de
políticos y sindicalistas sin experiencia y sin escrúpulos. De la misma manera,
La Caixa, a
través del delegado territorial de esa entidad en Aragón, Navarra y La Rioja, Raúl Marqueta, ha llegado a un acuerdo de
colaboración con el Real Zaragoza, en momentos tan difíciles para el Club
aragonés, hoy en Segunda División. Es
bueno que existan las hemerotecas. En la mente de todos está la desaparecida Caja Castilla-La Mancha, presidida
por Juan Pedro Hernández Moltó, -“Míreme a los ojos, señor Rubio”, ¿se
acuerdan?- imputado por “administración desleal, estafa y falsedad contable”, y
donde días pasados el juez Pablo Ruz ha imputado a otros siete miembros de la Comisión Ejecutiva
por operaciones irregulares: pérdidas de 746 millones de euros en 2008, de 563
millones en 2009, inyección de 3.775 millones a través de Fondo de Garantías de
Depósitos que después alcanzarían los 7.100 millones en las ayudas por la
absorción por Cajastur, eso sin contar los 124 millones de ayudas de Bruselas
suscritas por el FROB para Liberbank y los 1.622 millones que perdió el mismo
banco hasta septiembre de 2012. Pero es que, además de Hernández-Moltó
y de
Ildefonso Ortega, están imputados en los sumarios abiertos por
los diferentes juzgados de la Audiencia Nacional setenta y dos directivos
de las desaparecidas Cajas, de los que 27 son políticos. Desde esta página
invito al presidente de Ibercaja a que se una a colaborar de forma activa,
destinando recursos a casas de alquiler a los necesitados, a programas de
atención a la dependencia, a ayudas a la investigación y a la protección del
medio ambiente. Que nadie pueda decir un día, cuando veamos el final del negro
túnel de la crisis, que Isidro Fainé hizo más por Aragón que Franco (don
Amado).
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