Me asombra que una cadena noruega
de televisión, NRK, prohíba a la presentadora de noticias regionales llevar una
pequeña cruz, regalo de su marido, mientras está en antena. La cruz no tiene
más de tres o cuatro centímetros de ancho y apenas se le ve si no está uno muy
atento a la pantalla. Siv Kristin Sællmann, que así se llama la presentadora,
no sale de su asombro pero se ha visto obligada a ceder ante la presión de su jefe de equipo. En ese país es luterano el 77% de la población, el Estado apoya a la Iglesia y el Rey nombra a
los clérigos. Además de ello, una gran parte de sus ciudadanos reciben por los
ritos de la Iglesia Evangélica
Luterana el bautismo, la confirmación, las ceremonias de bodas y los funerales.
En 2012 el Parlamento noruego votó para
darle más autonomía a la
Iglesia noruega, para lo cual se hizo una enmienda a la Constitución el 21 de
mayo de 2012. El Protestantismo forma parte del Cristianismo, y éste, el
Cristianismo es algo más que una religión, es una cultura, que se extiende por
toda Europa desde hace casi 2.000 años. Y a mi entender, un 1’5% de la
población musulmana existente en Noruega no puede de ninguna de las maneras
imponer su estilo de vida o su criterio a la población europea porque, ya puestos
a tener que eliminar el símbolo de la cruz, también les puede sentar mal a los
seguidores de Mahoma la representación de dos peces y un ancla, que fueron las
primeras grafías cristianas halladas en las catacumbas. Dice el refrán: “adonde
fueres, haz lo que vieres”. Respecto a las mujeres, en Japón, por ejemplo, es
una grosería vestir los pies con sandalias que dejen los dedos al descubierto,
ya que en su cultura éstos constituyen zonas del cuerpo muy eróticas que deben
permanecer ocultas; en algunos paises de África no está bien visto enseñar la
suela de los zapatos; en la India hay que tapar las axilas; en Tailandia está mal visto llevar un
bolso grande, que denota una clase social baja; en los paises árabes se saludan
con besos sólo las personas del mismo sexo, sobre todo los hombres, etcétera.
Por lo tanto, cuando los europeos pensemos ir a alguno de esos lugares,
deberemos saber a qué atenernos. Los musulmanes que viven en Noruega no deben
obligar a que una presentadora de televisión se desprenda de un pequeño adorno
en forma de cruz al cuello. Más aún
cuando ese adorno es de oro y ese metal, por todos es sabido que en los países
musulmanes se considera un metal impuro. No así la plata.
No hay comentarios:
Publicar un comentario