Don Mariano Ossorio, marqués de la Valdavia, decía (y de eso
ya dejé constancia en “La gran familia”, el 1 de febrero de este año) que había
dos cosas que encantaban a los españoles: “Los toreros valientes y las mujeres
gordas”. Pues bien, ahora resulta que el zaragozano Hospital Miguel Servet
busca 75 mujeres voluntarias que estén de acuerdo en seguir un régimen
dietético de adelgazamiento. La Seguridad
Social, que se inventó el repago y que pretende cobrar
por acudir a urgencias, ensaya ahora que nuestras rollizas mujeres prueben tres
tipos de dieta distintas. El estudio, respaldado por el Comité Ético de
investigación Clínica de Aragón, está financiado por la Unión Europea. Ya ven. Hasta
ahora, la UE daba
dinero a España para trazar autovías y para que los agricultores no sembraran.
Con que diesen una reja de arado a su campo en erial, o plantasen girasoles que
nunca recolectaban era motivo suficiente para pasar por taquilla. Pero ahora la UE pretende que las mujeres
gordas sólo sean esas alemanas que forman parte de su patrimonio, que se ven en
la
Munich-Oktoberfest y que
se ríen no sabemos de qué al ritmo cateto del “Es gibt kein Bier auf Hawaii, es
gibt kein Bier, drum fahr ich nicht nach Hawaii, drum bleib ich hier”, mientras
los alemanes se meten entre pecho y espada enormes jarras de cerveza (las allí
llamadas maßkrüge) y comen rosquillas y salchichas de cerdo hasta el hartazgo.
Una canción, esa, que deberían ir conociendo los muchachos españoles, todos muy
bien preparados, dicho sea de paso, para cuando les toque ir a Alemania por
poder comer caliente. Según los dietistas, una alimentación normal suele estar
compuesta por un porcentaje del 15% de proteínas, que ayudan a perder peso.
Pero los españoles parece que no entienden de porcentajes a la hora de comer.
La crisis económica es culpable de que muchas familias, donde incluyo abuelos,
padres e hijos en la misma mesa, se alimenten con un plato único de macarrones
un día sí y otro también. Es decir, que la crisis, por si lo desconoce la Europa de la Merkel que paga el estudio,
es responsable de que en la mesa del pobre haya pocas proteínas y muchos
hidratos de carbono. Otros españoles, cada día más, toman las proteínas que
sacan cada anochecida de los cubos de basura de los supermercados. Esos puede
que estén más desecados, que tampoco lo sé. A algunos de ellos ya se les clarea
la raspa.
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