Pronto sonarán los tambores de la Semana Santa en el
Bajo Aragón y, como preludio, ya suenan otros tambores. Los de la deflación.
Como escribe Juan Laborda: “Y ahora toca que todos aquellos que promovieron una
serie de decisiones económicas erróneas que nos han sumido en un proceso
deflacionista muestren, cínicamente, su más honda preocupación. Entre ellos, el
FMI sobre España”. (…) “Afronten, de una vez por todas, nuestro auténtico drama:
una monstruosa deuda privada y pública
cuyo montante total supera al 427% del PIB, y que no se podrá pagar. En este contexto, obviamente, nuestro
sistema bancario, que fue quien la concedió mayoritariamente, es insolvente en
su conjunto”. Pues ese es el panorama que según
todas las previsiones se presenta ante nosotros. Por otro lado, las
últimas declaraciones de Bárcenas ante el juez Ruz, afirmando que “el PP tenía
cajas b en todas las provincias y regiones”, según informa hoy El País, debería
avergonzar a un Gobierno, el presidido por Mariano Rajoy, que se está
aprovechando de la mayoría absoluta en ambas Cámaras para sacar adelante diversas leyes que sólo favorecen a los más pudientes (que
aumentan su fortuna sin mover un dedo) y a una Conferencia Episcopal que huele
a naftalina y alcanfor. Ahora el Rey sale de gira, dicen que económica, a los
Emiratos Árabes Unidos y a Kuwait, a los que seguirán otros viajes a Omán y
Bahrein. La memoria es terca y las hemerotecas resuelven dudas. La revista
Vanity Fair publicó que, en 2006, Corinna zu Sayn-Wittgenstein viajó a Arabia
Saudita como “consejera estratégica” y repitió un año después “para llevarle a
título particular un mensaje altamente confidencial al príncipe Al-Waleed de parte del Rey”. Posteriormente,
en noviembre de 2011, esa señora fue recibida con “honores de consorte” por las
autoridades de los Emiratos Árabes Unidos, cuando acompañó al Rey al Gran
Premio de Fórmula 1 de Abu Dhabi, según reveló El Confidencial, invitados por
el emir Mohammed bin Rashid Al-Maktoum, y donde también estuvieron presentes
los presidentes de Sudáfrica, Rwanda, Gabón, Guinea, Chechenia y Seychelles,
así como miembros de las familias reales de Arabia Saudí, Jordania, Omán y
Qatar. Casi todos ellos acompañados de sus respectivas esposas. Pero, todo sea
dicho, la concesión del tren bala Medina-La Meca por un montante final de 6.736
millones de euros superó, por ejemplo, al coste de la congelación de las
pensiones y el sueldo de los funcionarios que hubo en España en 2010. De la
misma manera, el aval real ha servido para que CASA lograse varios contratos
para la venta de aviones militares de transporte CN-235. Pero ahí dejo las
hemerotecas. El secreto para aburrir -decía Voltaire- consiste en contarlo
todo. Esperemos que ahora, con ese nuevo viaje del Rey, se pueda pescar otro Evaristo, que es como llaman en el Restaurante El Pescador (Ortega y Gasset,
75, Madrid) a un inmenso lenguado para dos personas, esta vez en las procelosas
arenas del desierto. Falta nos hace.
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