Balbino Lozano
nos recordaba hoy en El Correo de Zamora
que se ha cumplido un siglo de la muerte de Miguel Ramos Carrión, autor del libreto de Agua, azucarillos y aguardiente, la zarzuela en un acto y cuatro
cuadros que tanta gloria dio tanto a Ramos como al músico Federico Chueca. Obra que fue estrenada en el Teatro Apolo de Madrid el 23 de junio de1897. Y la prensa de papel
también cuenta: “la reina y sus hijas, a bordo del Aifos”. La prensa de papel, que se pasa el día dando unas encuestas
que estimo que no llevan a cabo con el rigor necesario sobre cómo anda el PP y el PSOE y sobre cómo se
desinfla Podemos, intenta lanzar un salvavidas al agua turbia de un
bipartidismo que ya no tiene solución de continuidad. Ni Rajoy ni Sánchez tiene
tirón suficiente como para encandilar a unos ciudadanos hartos de promesas que
no van a cumplir. Ahora nos sale Rajoy diciendo a la rosa de los vientos que
desea modificar la
Constitución en la próxima Legislatura en lo que respecta a
las Autonomías, a la sucesión a la
Corona y al reglamento del Senado. ¿Por qué no lo ha hecho
ya? Ha tenido tiempo y mayoría absoluta en las dos Cámaras. Al año que viene lo
tendrá más complicado: en primer lugar, porque ya no será presidente del
Gobierno; en segundo, porque el PP no tendrá mayoría en el Congreso; y en
tercero, porque nunca ha tenido voluntad política para llevar a cabo ni esas ni
otras reformas por su tancredismo acendrado. El artículo 168 de la Constitución es el
que más prisa corre para ser reformado y que a todas luces es una rémora para
afrontar la evolución normal del ejercicio de la soberanía. ¡Que se enteren de
una vez! Lo de la Corona
está resuelto. Si el Rey tiene dos hijas, pues blanco y en botella. Las
Autonomías van a seguir a su marcha palillera, conocida la dificultad de poder
echarle el lazo a 17 reyezuelos que van por libre. Y con el Senado, lo mejor
sería liquidarlo por derribo. También las diputaciones provinciales y ese
“invento” de las cabeceras de comarcas falsas, que no vertebran nada y que
sólo añaden gastos en sueldos, coches y oficinas donde poder controlar cada porción de provincia en ese falso reparto como si se tratase de los quesitos de El Caserío, que son para untar en el pan y llevárselo crudo. Como decía, la consorte del rey y sus hijas se han montado
en el Aifos, que quiere decir Sofía al revés. Y la prensa lo cuenta
poniendo el mismo énfasis lacayo que ponía el diario ABC durante los veraneos
de Alfonso XIII y su familia en La Magdalena. De aquellos lejanos veraneos sólo
queda simple polvillo en las hemerotecas. Y lo de ahora, doy por hecho que sólo les interesa a
las lectoras de ¡Hola! mientras permanecen
bajo el secador de las peluquerías antes de que las ondulen con la permanén, o sea.
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