Lo más interesante de la prensa es, a mi entender, el
artículo de Juan José Millás,
titulado “El niño y la pistola”.
Millás cuenta que “llega uno del quiosco con el periódico debajo del brazo y
con la camisa llena de la grasa que sueltan las noticias, adobadas también con
un poco de cebolla frita de bote y pepinillos. Ahora mismo, lo más difícil de
ordenar en un diario son las noticias. ¿Dónde colocamos, por ejemplo, que el
Banco de España se dispone a llevar a cabo una encuesta entre 20.000 hogares
para evaluar nuestros conocimientos económicos? ¿Ha evaluado el Banco de España
los suyos? Según nuestras noticias, no. Gran parte del desastre bancario
padecido por este país, y repercutido en sus sufridos ciudadanos, se debe a la
ignorancia del Banco de España, que no se dio cuenta de que las Cajas, en vez
de hacer finanzas, estaban haciendo hamburguesas. Con mucha materia fecal, por
cierto. Para tapar los huecos”. (…) “Las preferentes vienen a ser las
hamburguesas de la economía, pero se les escaparon vivas al Banco de España
porque solo se alimentaban de ellas los jubilados. Ahí es precisamente donde se
dirige Linde, a los jubilados del
futuro, a quienes aconseja abrirse planes privados de pensiones con los que la
banca juega como un niño con una pistola. Estudien, si no, la rentabilidad de
estos planes en los últimos años”. Hay otras noticias que nos dejan tarumba,
que leemos de corrido y pasamos página buscando el crucigrama. Ahora resulta
que Sanidad pretende que los “sin papeles” acrediten que no tienen recursos. Es
como si al pobre que vive debajo de un puente, para poder dormir en el albergue
municipal, se le exigiera presentar en el Ayuntamiento el último recibo pagado
del IBI. Luis María Linde, como responsable del Banco de España, debería
dejarse de de dar consejos a los ciudadanos y preocuparse de que, por ejemplo,
no existan entidades bancarias que cobren dos veces por un mismo servicio.
Recuerden a su anterior colega, Fernández
Ordóñez, más interesado en las reformas laborales para abaratar los
despidos y pagar menores salarios que en investigar a las Cajas tóxicas, como
era su obligación. Como bien señala El
País, “el real decreto que en 2012 dejó fuera de la asistencia sanitaria
normalizada a los inmigrantes sin residencia legal en España —solo urgencias,
embarazadas y menores— prácticamente no fue respetado en ninguna comunidad
autónoma, ni siquiera las del PP. El ministro de Sanidad, Servicios Sociales e
Igualdad, Alfonso Alonso, debería
hacérselo mirar. A estas alturas de la Legislatura, Alonso pretende que los indigentes
presenten la Declaración
sobre la Renta
para que el médico pueda prescribir a los desheredados de la fortuna una
receta, como las que prescribe Linde, contra la bronquitis. ¡Hace falta ser
lerdo!
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