Miguel Martínez Tomey
(Zaragoza, 1964), licenciado en Historia, en su trabajo “Ochos: un pueblo aragonés inexistente, en el Diccionario de
Madoz", publicado en Argensola: Revista de Ciencias Sociales del
Instituto de Estudios Altoaragoneses (número 101, 1988, pp. 211 a 216), descubre que
abriendo el volumen XII del Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y
sus posesiones de Ultramar de Pascual
Madoz (página 217) se puede leer de
forma resumida que Ochos es un ayuntamiento en la provincia de Huesca, partido
judicial y diócesis de Jaca y audiencia territorial de Zaragoza, situado sobre
una peña cerca de un arroyo, consta de 22 casas, cárcel, fuentes, escuela de
primeras letras y una iglesia construida en 1812, por haber sido quemada la
anterior el año 11 (sic) por los
franceses. [Aquí hay algo que no parece exacto. En un año mal se pudo levantar
la nueva iglesia]. Confina al norte con Panticosa, al este con Bubar (sic) [
Madoz habrá querido referirse a Búbal] y al oeste con Escarrilla. El terreno es
cascajoso y de pizarra, todo secano, siendo sus principales montes el Paco y la Peña, que están aislados. La
correspondencia se recibe de Bisecas. Martínez Tomey señala a pie de página que
ha hecho comprobaciones relacionados con el Valle de Tena en la documentación
de la Diputación Provincial
de Zaragoza, en el Archivo Histórico Provincial de Huesca, en el Archivo
Municipal de Tramacastilla y en diversos archivos particulares en el periodo
que va desde 1845 a
nuestros días sin obtener referencias. De la misma manera, se ha documentado en
una edición facsímil de Fr. León Benito
Martón titulado Sallent, cabeza de El Valle de Tena, sus antigüedades y varonías
insignes que ha tenido en Armas y Letras (Pamplona, 1750); en Plausibles antigüedades del célebre
santuario de Santa Elena (ed. facsímil del Ateneo de Zaragoza, 1983); ha
consultado los tres volúmenes correspondientes a Los pueblos y los despoblados de la Historia de Aragón (Agustín Ubieto Arteta, Anúbar ediciones, Zaragoza, 1984-86), etc.,
sin conseguir resultados que confirmen la existencia de Ochos. En ese sentido, Martínez Tomey se pregunta:
“¿A qué obedece, entonces, la existencia de esta voz presenta como perteneciente
al Valle de Tena?”, concluyendo que “este núcleo no ha existido nunca en
Aragón, al menos con ese nombre”. Lo malo es que a Pascual Madoz tampoco
podemos preguntárselo, ya que le sorprendió la muerte en Génova durante el
viaje que hizo junto a la legación que
se trasladó hasta Florencia para ofrecer la
corona de España a Amadeo de
Saboya. Dejémoslo así. Ochos es, sin duda alguna, un lugar fantasma que
bien hubiese merecido una leyenda de Bécquer.
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