En Zaragoza los veladores proliferan como el mal querer. Al
Ayuntamiento, por lo que parece, todo le va bien si con ello recauda tasas
municipales. Pero los sufridos peatones ya no sabemos ni por donde circular,
entre mesas, sillas, bicis, ciudadanos que hacen corro, niños que pasan entre las
piernas del viandante, comadres de charla, vendedores de ajos, pitos, flautas y la madre que los parió. Algunos
atribuyen el incremento de los veladores (vulgo terrazas) a la prohibición de poder fumar dentro
de los locales. No sé. Pero si nos remontamos a tiempos pasados, la culpa del
actual desmadre, por decirlo de alguna
manera, la tiene Gaudencio Zoppetti
Bussi, por haber dado ideas. Me explico. Existe un discurso de ingreso en la Academia de Gastronomía
de Manuel García Guatas y contestado
por Guillermo Fatás Cabeza (De
boca en boca. Cuadernos de Aragón, número 52, Institución Fernando el
Católico, de la DPZ),
donde el aspirante a académico de número expone de forma muy amena que en la
actual Plaza de España,entonces de San Francisco, en parte de los extensos terrenos que habían pertenecido
al Hospital Nuestra Señora de Gracia, se inauguró la Fonda Europa en la década de los 60 el siglo XIX. Su
primer director y cocinero fue Gaudencio Zoppetti Bussi, que se había formado
en las cocinas del Palacio Real de Madrid. Y aquella fonda inauguró su
espléndido café en el verano de 1863. Pero el inquieto Zoppetti fue más allá y
el 23 de julio de 1869 tuvo la ocurrencia de sacar veladores a la vía pública.
Dado su éxito, al poco fue imitado por otros establecimientos del ramo. ¡A eso
iba yo con el asunto de las culpas! Aquellos veladores permanecieron activos,
ya por costumbre adquirida, en el periodo que iba desde el Sábado de Gloria
hasta terminadas las Fiestas del Pilar, es decir, de últimos de marzo hasta
finales de octubre. La magnífica fonda, que era todo un hotel de campanillas, sería derribada para
construir la nueva sucursal del Banco de España, cuya inauguración estaba
prevista para el 18 de julio de 1936, pero se tuvo que posponer el acto al 10
de agosto de aquel año, ya en plena tolvanera bélica. Los Zoppetti fueron una
saga de italianos afincados en Zaragoza muy emprendedores. Siempre quisieron
conservar su nacionalidad italiana hasta el día en el que algunos miembros de
la familia recibieron la notificación de que debían volver a su país y
alistarse a filas para luchar en la Guerra
Europea de 1914. Y con muy buen criterio, se quedaron en
España.
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